Karate y desarrollo infantil

Carolina Maubrigadez

Con el Dr. Andrés Martínez – profesor de karate

La realización de deporte es fundamental en el desarrollo físico, psíquico y social de los niños, y una de las opciones a tener en cuenta para ello son las artes marciales. TaTeTi dialogó con el profesor de karate Andrés Martínez, quien comentó cuáles son los principales aportes al crecimiento personal que esta disciplina tiene para los más pequeños.

Martínez –quien además es médico-, explicó que concibe y enseña karate como un “arte” y no como una disciplina deportiva. “En en el deporte, por definición, se compite contra otros. Aquí la idea es competir contra nosotros mismos”, aseguró.

“Nosotros (haciendo referencia a él y al grupo con el que trabaja) desarrollamos el karate en niños para que en una primera etapa se encuentren a ellos mismos. Buscamos que empiecen a sentirse seguros, se respeten, se hagan respetar, aprendan a controlarse y a no dejarse llevar por la ira y la frustración. En la parte física, también colabora con el desarrollo del cuerpo, de la lateralidad, la coordinación y la motricidad”, manifestó el entrevistado.

Con respecto a la edad adecuada para comenzar a practicar karate, el docente señaló que “en algunos colegios trabajamos con niños desde los cuatro años y no terminamos nunca: hoy muchos profesores cinturón negro, fueron alumnos míos desde que eran pequeños y los he podido acompañar en todas sus etapas de crecimiento”.

Martínez imparte clases a preescolares, escolares tempranos y escolares tardíos (de tercer año en adelante, que tienen hábitos de trabajo, motricidad desarrollada y con quienes el entrenamiento se parece más al deportivo).

Hay que destacar también su influencia en la motricidad fina: “el karate enseña a controlar los músculos del cuerpo, especialmente a los más pequeños así como las manos y los pies. Además, hay un tipo de movimiento que lo que hace es formar la motricidad gruesa: cómo pararse, cómo mover los grandes músculos, controlar la lateralidad, centrarse y girar”.

Enseñanzas “morales”

El profesional aseveró que la formación de los más pequeños debe llevarse a cabo desde tres puntos de vista: académico, físico y moral o espiritual –refiriéndose a la adquisición de valores personales-.

Haciendo mención a éstos últimos, el profesor indicó que mediante la enseñanza de este “arte” –como él lo denomina-, se pretende ayudar a los padres en la educación de sus hijos, desempeñándose dentro de la estructura de los colegios. “A veces, los papás desean recibir apoyo en lo relativo a la autoestima de sus chicos, cuando son hiperactivos o cuando les cuesta relacionarse con los demás”, añadió.

En tanto, Andrés Martínez dijo que otro de sus objetivos es transmitirles a sus alumnos los conceptos de lo que está bien y lo que está mal, que muchas veces no lo tienen suficientemente claro. A modo de ejemplo, mencionó que “es común que cuando en la escuela un niño le pega a otro, la madre del agredido le recomiende que se lo cuente a la maestra o que dialogue con él, mientras que el padre le dice que le devuelva el golpe; nosotros los ayudamos en ese tipo de situaciones para que aprendan a controlarse”.

Otra de las enseñanzas trasladadas a los alumnos es la validez de equivocarse o errar como forma de aprendizaje y mecanismo de superación. “Siempre les digo a los niños que ‘errar’ y ‘fracasar’ no es lo mismo porque ‘errar’ no tiene una connotación negativa, mientras que ‘fracasar’ sí”, subrayó. “A determinada edad, los niños confunden esos términos y no se permiten errar; eso no es así porque equivocarse también vale”, agregó.

“La voluntad de superarse es uno de los principales valores que deja el karate, porque lo que hacen todas las artes marciales es entrenar la mente y eso es sumamente difícil”, sentenció.

En lo que tiene que ver con su experiencia como docente, Martínez expresó que es “sumamente gratificante porque he visto cómo crecen mis alumnos, además algunos padres me comentan cómo ha influido este arte en las vidas de sus hijos”.
La realización de deporte es fundamental en el desarrollo físico, psíquico y social de los niños, y una de las opciones a tener en cuenta para ello son las artes marciales. TaTeTi dialogó con el profesor de karate Andrés Martínez, quien comentó cuáles son los principales aportes al crecimiento personal que esta disciplina tiene para los más pequeños.

Martínez –quien además es médico-, explicó que concibe y enseña karate como un “arte” y no como una disciplina deportiva. “En en el deporte, por definición, se compite contra otros. Aquí la idea es competir contra nosotros mismos”, aseguró.

“Nosotros (haciendo referencia a él y al grupo con el que trabaja) desarrollamos el karate en niños para que en una primera etapa se encuentren a ellos mismos. Buscamos que empiecen a sentirse seguros, se respeten, se hagan respetar, aprendan a controlarse y a no dejarse llevar por la ira y la frustración. En la parte física, también colabora con el desarrollo del cuerpo, de la lateralidad, la coordinación y la motricidad”, manifestó el entrevistado.

Con respecto a la edad adecuada para comenzar a practicar karate, el docente señaló que “en algunos colegios trabajamos con niños desde los cuatro años y no terminamos nunca: hoy muchos profesores cinturón negro, fueron alumnos míos desde que eran pequeños y los he podido acompañar en todas sus etapas de crecimiento”.

Martínez imparte clases a preescolares, escolares tempranos y escolares tardíos (de tercer año en adelante, que tienen hábitos de trabajo, motricidad desarrollada y con quienes el entrenamiento se parece más al deportivo).

Hay que destacar también su influencia en la motricidad fina: “el karate enseña a controlar los músculos del cuerpo, especialmente a los más pequeños así como las manos y los pies. Además, hay un tipo de movimiento que lo que hace es formar la motricidad gruesa: cómo pararse, cómo mover los grandes músculos, controlar la lateralidad, centrarse y girar”.

Enseñanzas “morales”
El profesional aseveró que la formación de los más pequeños debe llevarse a cabo desde tres puntos de vista: académico, físico y moral o espiritual –refiriéndose a la adquisición de valores personales-.

Haciendo mención a éstos últimos, el profesor indicó que mediante la enseñanza de este “arte” –como él lo denomina-, se pretende ayudar a los padres en la educación de sus hijos, desempeñándose dentro de la estructura de los colegios. “A veces, los papás desean recibir apoyo en lo relativo a la autoestima de sus chicos, cuando son hiperactivos o cuando les cuesta relacionarse con los demás”, añadió.

En tanto, Andrés Martínez dijo que otro de sus objetivos es transmitirles a sus alumnos los conceptos de lo que está bien y lo que está mal, que muchas veces no lo tienen suficientemente claro. A modo de ejemplo, mencionó que “es común que cuando en la escuela un niño le pega a otro, la madre del agredido le recomiende que se lo cuente a la maestra o que dialogue con él, mientras que el padre le dice que le devuelva el golpe; nosotros los ayudamos en ese tipo de situaciones para que aprendan a controlarse”.

Otra de las enseñanzas trasladadas a los alumnos es la validez de equivocarse o errar como forma de aprendizaje y mecanismo de superación. “Siempre les digo a los niños que ‘errar’ y ‘fracasar’ no es lo mismo porque ‘errar’ no tiene una connotación negativa, mientras que ‘fracasar’ sí”, subrayó. “A determinada edad, los niños confunden esos términos y no se permiten errar; eso no es así porque equivocarse también vale”, agregó.

“La voluntad de superarse es uno de los principales valores que deja el karate, porque lo que hacen todas las artes marciales es entrenar la mente y eso es sumamente difícil”, sentenció.

En lo que tiene que ver con su experiencia como docente, Martínez expresó que es “sumamente gratificante porque he visto cómo crecen mis alumnos, además algunos padres me comentan cómo ha influido este arte en las vidas de sus hijos”.

Carolina Maubrigadez
La realización de deporte es fundamental en el desarrollo físico, psíquico y social de los niños, y una de las opciones a tener en cuenta para ello son las artes marciales. TaTeTi dialogó con el profesor de karate Andrés Martínez, quien comentó cuáles son los principales aportes al crecimiento personal que esta disciplina tiene para los más pequeños.

Martínez –quien además es médico-, explicó que concibe y enseña karate como un “arte” y no como una disciplina deportiva. “En en el deporte, por definición, se compite contra otros. Aquí la idea es competir contra nosotros mismos”, aseguró.

“Nosotros (haciendo referencia a él y al grupo con el que trabaja) desarrollamos el karate en niños para que en una primera etapa se encuentren a ellos mismos. Buscamos que empiecen a sentirse seguros, se respeten, se hagan respetar, aprendan a controlarse y a no dejarse llevar por la ira y la frustración. En la parte física, también colabora con el desarrollo del cuerpo, de la lateralidad, la coordinación y la motricidad”, manifestó el entrevistado.

Con respecto a la edad adecuada para comenzar a practicar karate, el docente señaló que “en algunos colegios trabajamos con niños desde los cuatro años y no terminamos nunca: hoy muchos profesores cinturón negro, fueron alumnos míos desde que eran pequeños y los he podido acompañar en todas sus etapas de crecimiento”.

Martínez imparte clases a preescolares, escolares tempranos y escolares tardíos (de tercer año en adelante, que tienen hábitos de trabajo, motricidad desarrollada y con quienes el entrenamiento se parece más al deportivo).

Hay que destacar también su influencia en la motricidad fina: “el karate enseña a controlar los músculos del cuerpo, especialmente a los más pequeños así como las manos y los pies. Además, hay un tipo de movimiento que lo que hace es formar la motricidad gruesa: cómo pararse, cómo mover los grandes músculos, controlar la lateralidad, centrarse y girar”.

Enseñanzas “morales”
El profesional aseveró que la formación de los más pequeños debe llevarse a cabo desde tres puntos de vista: académico, físico y moral o espiritual –refiriéndose a la adquisición de valores personales-.

Haciendo mención a éstos últimos, el profesor indicó que mediante la enseñanza de este “arte” –como él lo denomina-, se pretende ayudar a los padres en la educación de sus hijos, desempeñándose dentro de la estructura de los colegios. “A veces, los papás desean recibir apoyo en lo relativo a la autoestima de sus chicos, cuando son hiperactivos o cuando les cuesta relacionarse con los demás”, añadió.

En tanto, Andrés Martínez dijo que otro de sus objetivos es transmitirles a sus alumnos los conceptos de lo que está bien y lo que está mal, que muchas veces no lo tienen suficientemente claro. A modo de ejemplo, mencionó que “es común que cuando en la escuela un niño le pega a otro, la madre del agredido le recomiende que se lo cuente a la maestra o que dialogue con él, mientras que el padre le dice que le devuelva el golpe; nosotros los ayudamos en ese tipo de situaciones para que aprendan a controlarse”.

Otra de las enseñanzas trasladadas a los alumnos es la validez de equivocarse o errar como forma de aprendizaje y mecanismo de superación. “Siempre les digo a los niños que ‘errar’ y ‘fracasar’ no es lo mismo porque ‘errar’ no tiene una connotación negativa, mientras que ‘fracasar’ sí”, subrayó. “A determinada edad, los niños confunden esos términos y no se permiten errar; eso no es así porque equivocarse también vale”, agregó.

“La voluntad de superarse es uno de los principales valores que deja el karate, porque lo que hacen todas las artes marciales es entrenar la mente y eso es sumamente difícil”, sentenció.

En lo que tiene que ver con su experiencia como docente, Martínez expresó que es “sumamente gratificante porque he visto cómo crecen mis alumnos, además algunos padres me comentan cómo ha influido este arte en las vidas de sus hijos”.

http://www.tateti.com.uy/articulos/articulos_masinfo.php?id=568&secc=articulos
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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