¿Se puede cambiar en un minuto?,

Por Eduardo Díez

“Si puedo crear un problema en un momento, también puedo cambiarlo en un momento.”(Anthony Robbins)

¿Se puede cambiar en un minuto?: la motivación para el cambio

Si en algo parecen irreconciliables la PNL y el Psicoanálisis es en el asunto de la velocidad del cambio. Cambios rápidos con la PNL, tratamientos eternos con el Psicoanálisis.

Sin embargo, para obtener resultados rápidos es imprescindible que el paciente esté suficientemente motivado para el cambio.

Como dice Robbins, cuando el paciente está muy motivado, el cambio se puede realizar en un minuto. Pero no es eso lo que sucede de ordinario.

¿Qué hacer entonces cuando el paciente no parece tener muchas ganas de cambiar?

Una manera de aumentar la motivación es la técnica que en terapia familiar se denomina “pacto del diablo” y que también utilizaba Milton Erickson.

La primera pregunta que Milton Erickson hacía a algunos de sus pacientes cuando se presentaban en la consulta era: “¿Está vd. dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguir el cambio?”. Si el paciente decía que no, o dudaba, Erickson le despedía diciéndole que volviera cuando estuviera dispuesto a ello.

Pero ¿quién de nosotros puede emplear siempre esta técnica?. En general el paciente se siente ambivalente ante el cambio, porque su sufrimiento no es lo suficientemente intenso para responder “sí” a la pregunta del pacto del diablo.

Por ejemplo, muchos fumadores solo dejan de fumar cuando se les ha declarado una enfermedad pulmonar grave. Porque antes de sufrir la enfermedad, los beneficios que recibe el fumador de la conducta de fumar, son más valiosos y sobre todo más vivos y presentes, que los inciertos beneficios futuros de abandonar la adicción.

¿Que hacer en esos casos? La PNL ha tratado poco este tema. Con todo, Robbins apunta una estrategia general valiosa. Todo lo que hay que hacer, dice, para lograr un cambio duradero, es vincular un dolor muy intenso a la conducta que se desea cambiar (por ejemplo, fumar), y un placer muy intenso a la nueva conducta (no fumar), y sostener esa vinculación hasta que los resultados sean consistentes.

Ambas estrategias (el pacto del diablo y el condicionamiento que sugiere Robbins) son técnicas de motivación, que no siempre resultan adecuadas en la psicoterapia.

¿Qué hacer entonces?. Como vamos a ver, la técnica de psicoterapia psicoanalítica breve que podemos denominar “descubrimiento del triángulo del conflicto de Malan”, es una manera de despertar la motivación para el cambio en estos casos; incluso, a veces, puede ser suficiente para producirlo.

Vamos a aplicar esta técnica al caso clínico relatado en el artículo anterior y que volvemos a reproducir a continuación.

Caso clínico: El desenamoramiento de Pedro

Pedro presentaba una pauta repetitiva en su relación con las mujeres. Cuando salía con una mujer que le gustaba, al principio todo parecía ir bien, pero luego sentía que perdía el afecto por ella, y eso provocaba la ruptura de la relación, a la que seguía una crisis depresiva.

Después de un tiempo de tratamiento, un día Pedro narra al psicoanalista, que el lunes por la mañana se había despertado con la sensación de haber perdido buena parte del afecto por su novia actual, y que lo extraño del caso, es que el fin de semana lo habían pasado muy bien juntos y se habían sentido especialmente cerca el uno del otro.


El psicoanalista le contesta a Pedro que probablemente el momento en el que se siente más cerca de su novia, es también cuando siente mayor peligro de perderla. Pedro queda impresionado y le responde que recuerda cómo con su segunda novia le pasó lo mismo.

Para el psicoanálisis, parte de la problemática de la motivación tiene que ver con la distinción entre la demanda manifiesta (el estado deseado para la PNL) y la demanda latente.

Para entender esta diferencia vamos a emplear el modelo psicoanalítico de Malan de psicoterapia breve, que considero puede resultar útil para explorar los caminos de integración por los que estamos discurriendo.

Las personas, dice Malan, recurren a diversos mecanismos de defensa para evitar el sufrimiento generado por sentimientos o por conflictos más o menos inconscientes. Pero estos mecanismos muchas veces tienen consecuencias nocivas para el paciente o para las personas que le rodean. Traer a la conciencia los sentimientos ocultos, sentirlos y expresarlos, produce efectos terapéuticos.

Unas veces, esta toma de conciencia del paciente, gracias a la interpretación del terapeuta, puede producir cambios observables inmediatos.

Otras veces, como en el caso del desenamoramiento de Pedro, la toma de conciencia de un mecanismo de defensa es, sencillamente, un paso más en el complejo proceso de cambio de la persona.

La interpretación que hace el psicoanalista en el caso del desenamoramiento de Pedro, sugiere que los síntomas (la depresión) son un resultado del desenamoramiento; desenamoramiento que el propio Pedro pone en marcha, para evitar el riesgo de ser abandonado si se dejara llevar por su impulso amoroso.

Malan construye un modelo para describir situaciones como la de Pedro. Pero lo más interesante de este modelo es que es un modelo de tipo general, independiente del contenido del problema concreto, y que por eso se puede aplicar a múltiples situaciones en psicoterapia.


Este modelo se denomina el triángulo del conflicto. Malan denomina a los 3 vértices del triángulo del conflicto: (1) la defensa, (2) el impulso, y (3) la angustia (el miedo a las consecuencias temidas del impulso).

En nuestro ejemplo, la defensa es el desenamoramiento. El impulso es la entrega amorosa. La angustia es el miedo a ser abandonado, es decir, las consecuencias temidas del impulso.

Dicho de otro modo, el paciente prefiere sufrir las consecuencias negativas (depresión) de la defensa (desenamoramiento), antes que sufrir las consecuencias temidas (ser abandonado) del impulso (entrega amorosa).

Relacionando esta descripción con la PNL, podemos decir que la conducta problemática (el desenamoramiento como defensa) tiene una intención positiva: evitar el sufrimiento generado por un posible abandono si Pedro se entrega a la relación afectiva.

Si una fobia consiste en un miedo desproporcionado a un estímulo externo (por ejemplo a los ratones), podemos decir que el triángulo del conflicto de Malan en el caso de Pedro describe una fobia a un impulso interno: un miedo desproporcionado a las posibles consecuencias negativas (el sufrimiento de ser abandonado) del impulso de entrega amorosa.


Para Malan, la terapia consistirá en interpretar (revelar) al paciente el triángulo del conflicto, con objeto de que tenga un insight (una comprensión emocional) de su conducta defensiva, que le anime a su vez a experimentar sus impulsos genuinos (entrega amorosa) en lugar de continuar actuando las defensas (desesenamoramientos repetitivos).

Con estos elementos ya podemos entender la diferencia entre demanda manifiesta y demanda latente.

Supongamos que, en el caso del desenamoramiento de Pedro, éste llega a la consulta y solicita ayuda para no deprimirse tanto después de las rupturas afectivas que tiene con sus novias.

Si la hipótesis del triángulo del conflicto es correcta, el psicoterapeuta se encuentra ante un dilema: ¿ayudo a Pedro a reforzar sus defensas, por ejemplo, a hacerse más “fuerte” y optimista para afrontar mejor las rupturas afectivas (demanda manifiesta), o le ayudo a superar su fobia a la entrega amorosa (demanda latente)?.

Desde las psicoterapias que, como la PNL, atienden prioritariamente las demandas manifiestas de los pacientes, podemos ayudar a Pedro a satisfacer su demanda manifiesta (deprimirse menos después de las rupturas), pero en ese caso, lo que estaremos haciendo a la vez, es ayudarle a reforzar sus defensas (continuar con unas relaciones afectivas superficiales).

El psicoanalista en cambio, dirá que lo que importa no es la demanda manifiesta, sino la demanda latente de poder entregarse a fondo en una relación amorosa, y centrará en esa problemática su intervención.

La situación habría sido diferente si Pedro hubiera solicitado ayuda de la siguiente manera: “Llevo saliendo con muchas chicas, las relaciones me duran poco y no puedo intimar. Me gustaría resolver esto”. Aquí la demanda manifiesta y la demanda latente se asemejan.

El paciente, en general, solo es consciente, como mucho, del vértice defensivo del triángulo (desenamoramiento) y/o de sus consecuencias negativas (depresión).

El psicoanalista, tratará de ayudar al paciente a des-cubrir los otros dos vértices del triángulo, para que el paciente tome conciencia de su demanda latente y así pueda satisfacerla.

Cuando el paciente descubre el triángulo del conflicto de Malan, el problema (la depresión por el desenamoramiento) se transforma en motivación (el impulso de la entrega a una relación amorosa sostenida).

Dicho de otro modo, se trata de ayudar a Pedro a darse cuenta de lo que hace, para evitar el sufrimiento que podría comportar una relación afectiva más íntima, de modo que esa toma de conciencia, le permita arriesgarse a comprometerse y sostener una relación afectiva, superando la ansiedad y el miedo que eso le produce.

Metafóricamente, si el impulso reprimido (el impulso de entrega amorosa en este caso) es como un muelle comprimido, la demanda manifiesta consiste en solicitar ayuda para mantener controlado ese muelle de manera que su represión no altere al paciente. Mientras que el trabajo con la demanda latente apuesta por descomprimir el muelle con cuidado, para ayudar al paciente a desplegar todas sus potencialidades.

Conclusión

Por los motivos desarrollados a lo largo de estos tres artículos, creo que, desde la PNL, puede ser importante tener en cuenta las aportaciones del psicoanálisis, si queremos conseguir una serie de objetivos útiles para la psicoterapia, respecto a los que la PNL ofrece menos herramientas.

Como hemos mostrado, algunos de estos objetivos son:

* Ayudar al paciente a comprenderse mejor a sí mismo

* Manejar adecuadamente los conflictos de la relación paciente/terapeuta

* Descubrir las motivaciones profundas que encierra la demanda manifiesta

También hemos visto cómo el descubrimiento del triángulo de Malan, es una técnica psicoterapéutica valiosa, que resulta útil para descubrir y trabajar con la demanda latente, y por tanto, para motivar al paciente en la dirección de un cambio más enriquecedor y completo que el señalado por la demanda manifiesta.

Por tanto, puesto que la PNL está interesada en construir modelos de excelencia humana, puede ser una tarea de la PNL, construir un modelo de intervención que ayude al paciente a descubrir el triángulo del conflicto de Malan.

El triángulo de Malan, el metamodelo de la PNL, y las fases del proceso de cambio de Prochaka, nos servirán de ayuda para construir dicho modelo. Espero poder exponer esta construcción en futuras comunicaciones.

Eduardo Diez
EDUARDO DÍEZ es psicólogo, psicoterapeuta, coach, y formador de PNL desde hace más de 15 años. A lo largo de estos años ha formado numerosas promociones de Practitioner, Master y Trainer en PNL, además de haber impartido Seminarios introductorios y Cursos básicos de PNL, y otros cursos especializados de PNL (salud, negociación, aprendizaje, etc.) Email: aucam@copc.es> Web: autoestima y cambio

http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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