La Aerofobia: el miedo a volar


La aerofobia o miedo a volar es el temor o fobia a volar en aviones, por miedo a que éstos se estrellen o se accidenten de alguna manera. Actualmente las empresas del ramo buscan ofrecer un servicio más seguros, pero gran cantidad de personas sigue sufriendo de una sensación de inseguridad y antinaturalidad, que pueden traer aparejadas consigo miedo y ansiedad ya sea antes o durante el vuelo.

Orígenes de la aerofobia
Haber pasado por una experiencia traumática directa, haber escuchado el relato (o imagen visual) de una mala experiencia de otra persona.
Si el individuo padece de claustrofobia, es casi con seguridad que desarrollará aerofobia, dadas las características de encierro que se susciten dentro de la aeronave, y la imposibilidad de escapar durante el vuelo.
Si la persona sufre de algún trastorno de ansiedad, como trastorno de pánico, es posible que evite abordar una aeronave por temor a padecer una crisis de pánico y no poder escapar.
Por último, si el individuo padece de otro trastorno de ansiedad llamado trastorno por ansiedad generalizada que consiste en una preocupación excesiva por situaciones cotidianas de la vida y la anticipación catastrófica por eventos futuros seguramente tendrá altos niveles de temor a viajar en avión con miedo a la caída del mismo, entre otras posibles consecuencias imaginadas.

Consejos para eliminar la tensión al volar
Prepare el equipaje con tiempo, para evitar una espiral de estrés y el desánimo.
Llegue descansado al avión.
Coma hidratos de carbono: pastas, pizza, arroz y dulces tres horas antes de volar, y caramelos durante el vuelo (estimulan el sueño y calman la ansiedad).
No mire por la ventanilla del avión. Quizás se sienta peor.
Trate de volar acompañado con alguien en quien confíe. Los miedos se reducen de forma muy sustancial.
Evite el alcohol y las comidas copiosas en el avión.
Beba un vaso de agua por cada hora de vuelo. El aire de la cabina es seco y con agua se diluye la adrenalina.
Sepa que el famoso Síndrome de la Clase Turista (trombosis en los miembros inferiores) sólo puede aparecer en vuelos de larga duración y que evitarlo es muy sencillo: camine y levántese cada cierto tiempo o tome una aspirina cada 12 horas.
Con turbulencias, coloque la almohada, la manta o un abrigo doblado sobre el abdomen y ajuste fuertemente el cinturón de seguridad, a la manera de una faja que sujete las vísceras. Disminuirá la sensación desagradable de los movimientos gravitatorios y antigravitatorios. Recuerde que la turbulencia no reviste ningún peligro.
Sepa que la fila de emergencia es la más cómoda. Conviene sentarse del ala hacia delante, zona en la que los movimientos son menos bruscos y el nivel de ruido disminuye.
Reduzca las posibilidades de sentirse nervioso o intranquilo. Para ello:
Vaya al baño antes de abordar el avión (se puede tardar más de media hora en permitir desabrocharse los cinturones).
Quítese las lentes de contacto o utilice lágrimas artificiales. No use maquillaje (las auxiliares se valen de maquillaje para climas desérticos).
Escuche música "tranquila" de los canales de audio.
Trate de distraerse (libros de chistes, revistas con fotos, palabras cruzadas, manualidades, etc.).
Utilice ropa cómoda y de algodón. Zapatos sin tacón, acordonados y con suela de goma, o zapatillas.
Fuentes: Wikipedia, Enplenitud.com, Consumer.es

http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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