Lógica paradojal, negatividad y psicoanálisis.

Mirian Núñez Raggiotto
Gabriela Prieto Loureiro

“Ese recuerdo (...) había reaparecido (...) primero como

en un relámpago, sin ser todavía recuerdo sino

únicamente un llamado de la memoria que le hacía

saber que estaba acordándose de algo sin saber de qué”

Juan José Saer, Nadie nada nunca. Buenos Aires, Seix Barral, 1994

Introducción

En este trabajo, intentaremos aproximarnos a algunos aspectos de lo paradojal en la constitución del psiquismo.

La paradoja que se manifiesta a través de los constituyentes de la alteridad como complementarios y no excluyentes. Cada uno conserva su especificidad pero existe la transformación y el pasaje de uno a otro.

Nos han resultado muy útiles para esta propuesta los desarrollos sobre Lo negativo. Negativo este que hace límite al saber. Lo negativo, que resulta un gran aporte para poder entender y comprender ciertos aspectos de la clínica.

Hemos pensado también, como este aspecto de la paradoja tiñe los las consideraciones que venimos realizando mientras ejercemos la docencia del psicoanálisis; ya que al decir de Flora Singer “(…) las nociones psicoanalíticas no se dejan aprehender en una definición precisa sino que ponen en evidencia un movimiento de la teoría que lejos de representar un proceso lineal hacia una eventual aprehensión de la verdad pone de manifiesto la paradojalidad con que la teoría acompaña a su objeto”. (2002:4)

Objeto que evidencia que el saber tiene bordes, donde una parte es posible encontrar, pero siempre algo queda por fuera, ya que también establece el no-todo del saber.

Consideraciones teóricas.

En este desarrollo intentaremos dar cuenta de algunos elementos importantes tales como los de paradoja, lógica paradoja y lo negativo.

Aclaramos que nos alejamos de las definiciones en el acuerdo de evitar los aspectos positivistas que inmovilizan el dinamismo de los sentidos.

Comenzaremos este desarrollo con acercamiento a la noción de paradoja.

Solemos encontrar que se considera a la paradoja como una configuración integradora y transformadora. En ella suelen dialogar los extremos, organizarse, enriquecerse e influenciarse mutuamente. La unión hace emerger una cualidad inadvertida. Se decontruirían los significados primitivos para acceder a una comprensión mas amplia.

El paradigma paradojal propone utilizar la configuración dinámica de la paradoja como estructura y proceso de conocimiento.

Seria configuración dinámica que permite percibir las distintas relaciones y uniones que acontecen entre energías opuestas. Nos manejamos dentro de estas estructuras y procesos, y su estudio y comprensión sería una forma de entenderlas y entendernos.

Algunos autores, en relación a la noción de paradoja, la relacionan con: unión de los opuestos (autonomía interdependiente); contradicción aparente (polos opuestos complementarios y trascendidos); ni afirmación ni negación (decide no decidir, doble negación o doble afirmación); diálogo como un intercambio recíproco abierto.

En relación con el noción de paradoja utilizada en el ámbito del psicoanálisis, la Dra. Singer menciona que “la estructura lógica de la paradoja es la del inconsciente y la de su teoría, permite la inclusión y la complementariedad de elementos diferentes y aun opuestos” llama. “(…) paradojal en el caso del psicoanálisis toda dinámica en la cual hay transformaciones de la significación de un término en otro pero que siguen coexistiendo todas las significaciones aun opuestas.” La autora jerarquiza el modelo como movimiento del entre-dos (Singer: 113)


A partir de esto, la autora sostiene que “La paradojalidad es la condición necesaria de todo modelo en psicoanálisis”. (131): También Rousillon, lo considera crucial en este campo y plantea que “(…) inscribir la reflexión sobre la paradoja en una tentativa de pensar y superar ciertas coyunturas clínicas difíciles. (1995: 9)

La paradojalidad se ha convertido en una noción de gran importancia en el campo del psicoanálisis, posibilita y otorga movilidad metapsicológica, como modelo se puede considerar que promueve cierta estaticidad y estabilidad al marco conceptual, pero como señala Singer “la paradojalidad se detiene en cierto punto y el logos es entonces el que rima, para que los modelos o axiomas fundamentales puedan sostener la coherencia, la consistencia del campo teórico así delimitado. La restitución de la paradojalidad a estos modelos permite la creación teórica, en la medida en que la nociones se abren a nuevas relaciones y ramificaciones. (128)

El objeto del psicoanálisis, requiere una lógica paradojal que permite bordearlo. Esta lógica se vehiculiza en el lenguaje, y la aprehendemos parcialmente. Ella circula entre dos extremos: en uno de ellos, la detención de la paradojalidad permite definiciones relativas; en el otro, la movilidad permite el movimiento constructivo/deconstructivo propio a la producción de saber y el trabajo metapsicológico.

La paradojalidad es un referencial externo al propio modelo, le otorga una coherencia lógica a modelos que pueden ser de orígenes muy diversos. Desde su surgimiento y lo desarrollado históricamente por el psicoanálisis, necesitó o se constituyó sobre la base de modelos tomados a otras ciencias en un afán de lograr ese estatus. En ese movimiento de retorno a su referencia paradojal el psicoanálisis puede ir has ahora recurrir o buscar, conceptos m nociones o elementos teóricos provenientes de otras ciencias. Ellos lo han enriquecido pero requiere mantener la condición de paradojalizarlos y negativizarlos, a fin de preservar su especificidad. No hay en psicoanálisis modelos puramente conceptuales específicos. Singer considera que hay conceptos específicos que logran ser considerados modelos por estar acompañados de un referencial lógico, los cuales tienden a la búsqueda de una verdad, pero que siempre estarán al borde del logos y del saber.


La condición del logos es sostener por momentos la detención, ya sea del concepto - saber siempre parcial- o bien la bipolaridad de la paradoja la cual nunca puede ser totalmente dicha.


Este campo dinámico y complejo, es un campo en donde hay devenir y transformación; posee también algo de estabilidad y de permanencia que posibilita su coherencia interna. Esta permanencia radica en que los conceptos fundamentales que pueden ser transformables pero que esto no impide que posean un centro por el cruzan diferentes significaciones y desde la lógica paradojal y el reconocimiento de lo negativo quede establecido el límite del logos

Consideramos ahora la relación entre la paradoja y lo negativo, ya que el inconsciente puede ser reconocido en su negatividad.

Siguiendo los aportes de la Dra. Singer al referirse a las ciencias humanas en Francia a partir de los años 50, esta señala el surgimiento de un nuevo paradigma psicoanalítico, y aporta a nuestro entender, nuevos fundamentos para una epistemología específica: el psicoanálisis que desplaza los criterios positivistas y le da un lugar a la lógica paradojal que redimensiona la importancia de la alteridad, la singularidad, y el no saber dentro de un sistema teórico.

Esta autora, reconoce que el pensamiento de lo negativo emerge del psicoanálisis actual y advierte que el uso de la noción de lo negativo es polémica pero que delimita un campo de trabajo y una metodología y cobra su importancia tanto en el campo de la teoría como en el de la clínica por la relevancia a la alteridad y al no saber que este contiene.

Breves apuntes sobre la historia de lo negativo en psicoanálisis.


En muchos aspectos se ha intentado reducir la teoría psicoanalítica a la teoría de la representación psíquica, y en el desarrollo histórico del psicoanálisis han aparecido innumerables alusiones y menciones a un inconsciente escindido.

Missenard considera que “Lo negativo es (…) en el psicoanálisis, tanto de ayer como de hoy” (1992:13)

Ya en Freud, el término “negativo”, utilizado como sustantivo, puede ser encontrado en 1905 en Tres ensayos de teoría sexual, cuando se refiere a la oposición entre neurosis y perversión.

Se comienza a mencionar lo no representable (y quizás lo irrepresentable) cuando Freud (1920) describió en “Más allá del principio del placer” la repetición del sufrimiento, la repetición del trauma, lo que lo asombró en realidad es ese intento es que hace la repetición del trauma para ligarse, y poder así entrar en la serie del placer displacer. Para Freud pareciera ser que lo primero sería la ligadura. . Sin ligadura previa no hay repetición sino desorganización y fragmentación. Entonces hoy ubicaríamos a la compulsión de repetición en un paso anterior al placer, pero que sostiene en su núcleo una búsqueda incesante de ligadura. Quizás en este sentido hemos de entender a la repetición también como una posible demanda de un proceso de objetalización bloqueado. Se introduce entonces en este sentido una concepción de la temporalidad mucho más compleja.

Varios aportes, como señalábamos, se refieren a lo no representado: En Freud, el “núcleo actual” de las neurosis y en la necesidad repetición que reproduce sucesos del pasado que no entran en la zona de los impulsos eróticos reprimidos, se puede ver lo no representable. Luego desde otros autores con diferentes desarrollos, tales como los elementos beta como aglomeración no integrada que menciona Bion, el terror al derrumbe como signo-huella que no pudo simbolizarse desde Winnicott, lo originario y el pictograma en Aulagnier, el teatro de lo imposible y la histeria arcaica en McDougall, la escisión esencial en De M’Uzan, lo no representable en Missenard , lo incognoscible desde Rosolato, lo arcaico y la negatividad radical desde Kaës y el inconsciente ante-represión desde Rousillon, la delegación de lo no figurable desde los Botella y la idea de lo “prepsíquico”, el trabajo de lo negativo y los desarrollos sobre la escisión en Green son todos ellos claros ejemplos de lo mencionado.

Una de estas autoras que se ha venido acercando al tema de la negatividad es P. Aulagnier, autora que plantea un proceso originario con una actividad que denomina pictográfica.

A. Missenard (1991) señala: “menciono aquí estas evidencias para precisar que el deseo inconsciente no remite solo a lo reprimido (constituido por ejemplo por representaciones verbales antes conscientes), sino también a lo que nunca ha sido representado y que, en consecuencia, permanece no representable, al menos por medio de palabras. Esto reprimido por una parte y esto no representable por la otra se sitúan en el núcleo del funcionamiento psíquico inicial y constituyen la sustancia común de la madre y del infans”.

R. Roussillon, en este mismo período (1991) en Paradojas y situaciones fronterizas del psicoanálisis, estudiando las paradojas se ocupa de las experiencias que no son rememorables, que no pudieron constituirse como recuerdos, ni en aquél momento ni a posteriori y de lo que será labor del trabajo psicoanalítico posibilitar que estas experiencias se construyan como recuerdos. Recuerdos paradójicos, por cuantos se trata de recuerdos de una experiencia, que no advino nunca al Yo.

G. Rosolato (1991) ubica lo incógnito como lo que “(...) existe irreductiblemente (...) no puede ser abolido y constituye la finitud como límite de todo saber (...) lo inconsciente conlleva entonces como también lo dijo Freud un irreductible potencial de incógnito”.

Algunos de los autores antes mencionados en su obra atribuyen el lugar de lo negativo en relación con la constitución del psiquismo, y le adjudican a la negatividad una importancia sobresaliente en cuadros psicopatológicos como los actualmente denominados patologías del vacío y de la frontera.

Reconocemos y jerarquizamos a A. Green como quien ha enfatizado el “trabajo de lo negativo”. A nuestro modo de ver esto puede apreciarse en su noción de alucinación negativa, de función desobjetalizante y de narcisismo negativo. Por otra parte es también este autor quien señala con claridad en 1987 que la representación de cosa capta, limita, transforma la energía pulsional y que además no puede ligar por sí sola todo cuanto forma parte del representante psíquico.

Lo irrepresentable sería entonces en sus diferentes versiones lo que estando apartado, escindido del intercambio asociativo y de toda transacción, además conserva su eficacia para producir efectos.

Lo negativo, establece un límite del sentido, “(…) este movimiento dialéctico se verifica en el trabajo de lo negativo para todo pasaje o cambio[1], es la dinámica más fecunda” (Missenard,:24) y por tanto pude considerarse como constitutivo de la paradojalidad de la teoría psicoanalítica.

En relación a las nociones psicoanalíticas se denomina paradojal a la “(…)

transformación de la significación de un término en otra, ero no obstante siguen coexistiendo todas la significaciones, diferentes y aún opuestas”.(Singer,*: 113)

La Dra. Singer define lo negativo como lo que hace límite al sentido y al saber, ya sea porque un sentido deviene otro, o porque nos topamos con la falta de sentido: “el enigma, el ombligo”. Ya que nos enfrenta al enigma y sentido deviene otro produciendo nuevos sentidos pero quedando siempre la imposibilidad de acceder al saber absoluto. Ese espacio entre los sentidos marca el limite entre la ausencia del mismo y uno primero, punto de transformación que establece la paradoja potencialidad dinámica de cambio; ya que convoca las alteridades en juego.


Una correspondencia con la psicopatología

Hemos elegido a Andre Green, por lo útil que nos ha sido este autor para comprender las patologías actuales, que han sido durante muchos años de difícil comprensión cuando aún no se teorizaba sobre la paradoja y la negatividad.

La estructuras de frontera según André Green (1975), son formas de nombrar a los funcionamientos psíquicos que en los últimos tiempos han permitido teorizar mas aún sobre la constitución del psiquismo, las relaciones objetales primitivas, el narcisismo, los traumas, los clivajes, y especialmente lo negativo. Para Green (1993), el Inconsciente, el principal concepto del psicoanálisis, se define por la negatividad.

En el momento que un sujeto queda atrapado la compulsión de repetición no logra el acceso a la ligadura y su tiempo es “asesinado” tal como describe Green (2000).

La comprensión psicoanalítica se ha ampliado a estados psicopatológicos que van más allá de las neurosis clásicas, cuadros que se instalan en el más allá de lo representable. Esta nueva forma de comprender los fenómenos clínicos implica el desarrollo de una escucha y de una intervención analítica diferentes.

Green (1999) propone que habría que acceder por la alucinación negativa normal para que el lenguaje pueda incorporarse al psiquismo. Este autor hipotetiza que, para que pueda tener cabida el lenguaje en el psiquismo es necesaria la desaparición de la percepción propia de la representación de cosa

.Green explica la discontinuidad psíquica, con respecto a la ligadura entre deseo y lenguaje, mediados por la alucinación negativa.

Las estructuras de frontera según André Green (1975), son formas de nombrar ciertos funcionamientos psíquicos que en los últimos tiempos han permitido teorizar mas aún sobre la constitución del psiquismo, las relaciones objetales primitivas, el narcisismo, los traumas, los clivajes, y especialmente lo negativo. Para Green (1993), el Inconsciente, el principal concepto del psicoanálisis, se define por la negatividad

En las patologías de frontera, Green no alude a un narcisismo trófico, aliado de Eros, sino a un narcisismo relacionado con la pulsión de muerte, el narcisismo negativo. Nos plantea este autor la existencia de la doble sombra del Eros, unitario del narcisismo positivo. Este narcisismo apela a la investidura del objeto, así como del Yo, implicando su doble invertido, que aspira siempre a un retorno regresivo al punto cero.

Como puntos importantes en la descripción de los cuadros psicopatológicos mencionados, Green destaca: la exclusión somática, la expulsión a través del acto, la escisión y la decactetización.

En estos cuadros se manifiesta un déficit en la constitución del complejo de Edipo y un trastorno del pensamiento, ya que al no poder construir la ausencia, el pensamiento queda empobrecido y alterado; y lo que el paciente requiere del otro, para poder continuar con su existencia, es su funcionamiento mental.

A. Green señala que hablaríamos específicamente de la función del mecanismo de la escisión en los sujetos con estos cuadros. Estos parecerían oscilar con su funcionamiento entre la psicosis, la perversión y la neurosis. Con este mecanismo de escisión, algo es rechazado y expulsado, y, por lo tanto, es impensable e inelaborable. Pero, lo expulsado, regresa con una cualidad intrusiva y persecutoria, por vía de la identificación proyectiva.

El concepto de escisión va ligado a la confusión con el objeto y altera el juicio de realidad. Esto sería lo que explicaría la posibilidad de la aparición de episodios delirantes en muchos pacientes borderline.

Logos, negatividad y psicoanálisis.


En esta ocasión no entraremos en la discusión de si el psicoanálisis puede ser considerado ciencia o no, sino que partiendo de ello nos apoyaremos en el siguiente planteo “(...) la démarcation, entre science et non science se discute, mais cette démarcation, si elle est susceptible de mobiliser tous ceux dont le travail dépend, á un titre oú á un autre, de la réponse, ne prend sens que dans le contexte précis où elle se pose » (Stenger, I.1989:163)

El positivismo aspira a la eliminación de lo contrario, sin embargo, la lógica paradojal tiene la posibilidad de poder hacer circular sentidos y poder aprehenderlos en la pluralidad dinámica de sus formas posibles, incluida la de un no-saber irreductible.


La Dra. Singer manifiesta que “El saber en psicoanálisis se despliega sobre el fondo de un no saber (…) la integración del no saber no concierne tanto la posibilidad de su eliminación, sino el juego dinámico, paradojal, de fuerzas de saber y no saber en el interior de un sistema, sea éste la transferencia, el síntoma, el sueño u otros elementos del dispositivo analítico”( 2002 :12)

Considera que lo negativo refiere a la significación de ciertos conceptos de valencia negativa, entre ellos el de vacío, el no saber y la ausencia.

Es interesante el poder tomar que la noción de que “Todo concepto psicoanalítico, para encontrar su plena significación, tiene necesidad en cierta medida de ser pensado en relación con su contrario” (Ob. cit), como forma de integrar la lógica paradojal ,preservando lo negativo, lo que implica la dinámica del pasaje entre los polos.

Señala Singer (2002) ”Lo negativo es otra manera de ser que la de una positivo, y en la medida en que no es pura ausencia, tiene una dureza y ofrece una resistencia a ser conocido. Desafía la racionalidad en la medida en que los instrumentos racionales no lo aprehenden. Al querer aprehenderlo, arriesga ser positivizado y desnaturalizado, pues transcurre en los límites del logos”. (11)


La paradoja es un campo en el que coexiste la alteridad y lo negativo, y constituye la dinámica transformadora e integra las heterogeneidades en juego y tal como señala Singer “(…) la paradojalidad así como lo negativo delimitan una epistemología específica para el psicoanálisis, y cuando integrada en el ámbito universitario, la explicitación de sus modelos y del uso lógico que se hace de ellos puede realimentar la propia reflexión con elementos que contribuyan a la especificidad de la metodología de la investigación.”. (123)

Comentarios finales.

Cada momento histórico validó la teoría, la transmisión y la práctica psicoanalítica desde ciertos paradigmas y supuestos epocales, como si estos pudieran tener validez universal y eterna. Dada esta imposibilidad, nos toca interrogarnos sobre nuestro quehacer dentro del psicoanálisis y nuestra docencia, por nuestros implícitos y por lo que hasta este trabajo considerábamos nuestras “trasgresiones”.

Consideramos que en los espacios en que circula el conocimiento, como es la Universidad, se tiende a priorizar ideales relacionados con el progreso, como movimiento lineal, acumulativo, sin contradicción, en la búsqueda de “una” verdad universal y como el llenado de las lagunas sobre ese conocimiento. O sea “el pleno sobre el vacío del saber” y es por ello que se intenta sistemáticamente alejar la ambigüedad.

Este hábito, ya sea teórico o investigativo, en la Universidad y en el ejercicio de la docencia, lugar desde nos posicionamos, lleva a un intenso esfuerzo por evitar los aspectos que implican la negatividad, la singularidad, la contradicción, la alteridad y el no saber. Observamos además, una gran resistencia en algunos actores de estos ámbitos (utilizamos este término aquí, entendido como lugar de la repetición de un libreto) en los que parecería operar, a nuestro entender, como expresión del narcisismo, la intolerancia a encontrarse con la imposibilidad del saber y de la verdad.

El no saber desde el lugar docente, no debiera encubrirse, o pretender eliminarse, sino evidenciarse como un acto didáctico incluido dentro de la lógica psicoanalítica, ya que denunciaría, establecería e instituiría que “(…) la posibilidad de acceder al inconsciente, aquellos que por definición no puede ser totalmente conocido, se funda en la posición paradojal de un saber de los bordes.” (Singer, 1995: 21)

Por lo tanto, hace falta abordar este fenómeno desde una racionalidad específica, que sería la que contiene la lógica paradojal, ya que es la que permite aprehender los contrarios y reconocer la alteridad como complementaria y no como excluyente.

En el ámbito académico lo vamos estableciendo por posición epistemológica y la exigencia de una permanente interrogación. Esto nos remite a no recluirnos en modelos rígidos sino en progresar hacia la visibilidad de esas contradicciones: las impresiones que se incorporan desde diferentes modelos, su yuxtaposición y los bordes de lo comprendido para nadie( ni docentes, ni estudiantes).

Estos últimos, frecuentemente, nos dan luz sobre estos aspectos, ya que desde sus miradas nuevas, nos hacen evidenciar lo naturalizado por nosotras y de esa forma logran enfrentarnos a los límites de la racionalidad.


Los modelos psicoanalíticos son universales, se ubican en el entre-dos, lo que les otorga movilidad metapsicológica, pero podrían promover la estaticidad y la estabilidad del sistema, si se transmiten como verdades absolutas. Nos parece importante destacar que éstos, al decir de Singer son “universales de lo singular” o sea que sostengan lo singular. Señala además la : “La restitución de la paradojalidad a estos modelos permite la creación teórica, en la medida en que la nociones se abren a nuevas relaciones y ramificaciones” (128) y que además: “Los conceptos fundamentales del psicoanálisis se caracterizan por no alcanzar directamente la cosa”. “(126).

Esta autora sostiene entonces que “(…) de una movilidad y una transformabilidad dados por su indeterminación y su revisibilidad relativas. (…) La cosa, cuya cualidad es la de “no-ser-necesariamente-alcanzable” introduce la discontinuidad entre el particular y el universal. (127.)

Entendidos de esta forma, los conceptos tienen cierta libertad creativa y especulativa por lo que pueden desprenderse de su posibilidad de ser universales y dar cuenta de lo singular; este singular que sostén de lo psicoanalítico.


Para finalizar, queremos subrayar un aspecto muy importante como lo es el lugar y el uso de los conceptos; de los modelos y la transmisión de lo psicoanalítico, -ya sea desde lo académico o desde lo clínico-, ya que estos connotan un posicionamiento ideológico e institucional por el que circula el poder y el “supuesto saber”.


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[1] Cursiva del autor- Missenard.

http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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