Como incrementar y mantener la motivación

Lic. Julia Alvarez Iguña
Psicología aplicada al Alto Rendimiento
juliasports@fibertel.com.ar


Cuando el deseo es importante, es considerado una necesidad superior del jugador por avanzar en sus proyectos, siendo allí donde el entrenador debe tratar de mantener ese espíritu de lucha en sus jugadores. En esa motivación muchas veces también se encuentra involucrado el esfuerzo por alcanzar metas condicionadas por la posibilidad de satisfacer alguna necesidad individual.
No sólo es tarea del entrenador la enseñanza de jugadas y tácticas de juego, sino también el refuerzo del deseo en sus jugadores por seguir aprendiendo y avanzando en sus conocimientos y habilidades del deporte. Asímismo, debe animar a su equipo a superar adversidades y a seguir trabajando aun así cuando la tarea a realizar sea dificultosa.
El entrenador, con su soporte físico y anímico, tiene la función de despertar en el jugador el deseo de ser cada día un poco mejor, de superarse en sus marcas, de jugarse por sus sueños, de no abandonar ante el primer obstáculo que se presente.
El deseo del entrenador debe ser el deseo y puesta en escena del deseo del jugador y del equipo cuando esos logros se van confirmando, tener en cuenta el esfuerzo en la tarea más allá del resultado.
El grado de presión que posee el jugador en realizar un objetivo, entrenamiento, velocidad, técnicas, aumenta la eficiencia pero luego la relación se invierte y a mayor presión y ausencia de resultados o incentivos comienza una disminución en la eficiencia.
Cada jugador posee un umbral hasta dónde poder soportar la presión impuesta sin perder eficacia. Cuando ese logro no se confirma decae la motivación, el objetivo se pierde y lo último que debe hacer un entrenador es que decaiga la motivación de sus jugadores. El reconocimiento de los logros y esfuerzos de los jugadores actúa a manera de recompensa, refuerza la autoestima y la motivación.
Un deseo implica cierto grado de tensión en la búsqueda de una satisfacción. Cuando luego de varios intentos ese deseo no se logra, la motivación decae.
Por ejemplo, un jugador dice: “me maté entrenando, corrí a una mayor velocidad, logré superar la marca propuesta, pero el entrenador no me dice nada. Al contrario, sólo me critica y se centra en lo que todavía me falta”. En este caso, lo que logramos es que “me maté entrenando, corrí a mayor velocidad, superé la marca”, ahí está la cuestión positiva que debemos preservar, y que estos logros no se pierdan ya que no han sido sostenidos por el otro.
Es muy importante cómo el entrenador se comunica con sus jugadores, tanto en la parte verbal, lo que se dice, como en la no verbal, una palmada, un aplauso, una mirada, un gesto.
Algunas veces los entrenadores se quejan de que sus jugadores no tienen motivación, pero los jugadores no carecen de motivación. Ningún jugador tiene la intención de realizar malas jugadas. Acordémonos que toda conducta está continuamente comunicando algo, hasta cuando no se hace nada se está comunicando.
El entrenador debe poder decodificar lo que se oculta tras esas manifestaciones implícitas o no. Si no pueden ayudar a sus jugadores, pidan ayuda a un profesional. De manera contraria, el desgaste puede llevar también al desgano del entrenador ya que no se pueden entender sus demandas individuales o grupales.

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