Cómo es el espíritu de la humanidad?

Por Héctor Gonzalo Cordoba Espitia
hgcordobae@gmail.com

1.- La gran diferencia existente entre los seres humanos y los seres
de las demás especies animales se manifiesta en el ejercicio de las
facultades mentales, en el uso de esas facultades para obtener el
conocimiento del mundo que les rodea, en la comunicación mutua de ese
conocimiento con la finalidad de aumentarlo y utilizarlo en el
mejoramiento de sus condiciones de existencia y en la protección y
defensa de esas condiciones.

2.- Las facultades mentales son el producto de la actividad del
cerebro y del sistema nervioso, órganos altamente desarrollados en el
ser humano como consecuencia de la evolución de la especie en el
transcurso de miles de millones de años. Durante el transcurso de esa
evolución fue perfeccionándose el desarrollo de esos órganos al
impulso de la necesidad de adaptación a la Naturaleza, para subsistir
y sobrevivir y al impulso de la búsqueda del mejoramiento de las
condiciones de existencia, hasta el punto de alcanzar la mejor forma
de relación con ella, consistente en el conocimiento.

3.- Desde el momento en que los últimos antepasados del ser humano
intentaron comprender al mundo que les rodeaba y se esforzaron por
entenderlo, logrando crear los primeros elementos de ideas y de
pensamientos, comenzaron a ser seres humanos y empezaron a dejar atrás
su condición de animalidad.
Con los primeros pensamientos de los seres humanos empezó la formación
de la mente, nació el espíritu de la humanidad y la especie humana se
transformó dando el salto de la animalidad a la racionalidad.

4.- En el camino recorrido desde entonces hasta ahora ese espíritu ha
crecido a la par con la humanidad, en forma progresiva, dada la
circunstancia de que en cada ser humano recién nacido hay una nueva
mente donde se reciben las ideas, sentimientos y pensamientos de los
que le rodean, y se reciben las ideas del pueblo o ciudad donde
habita, así como las de la nación a la que pertenece ese pueblo o
ciudad, y las noticias del planeta entero, que en estos tiempos
fácilmente llegan, gracias al portentoso avance de los medios
informativos, a partir de la globalización de las comunicaciones.

5.- Cada mente humana es un punto de contacto y de prolongación del
espíritu de la humanidad, es un lugar donde se reproduce una parte del
contenido de aquél espíritu y se establece un puente de conexión con
los demás contactos, mediante el cual se realiza el efecto
multiplicador y difusor de las ideas y de los pensamientos.
De ese modo, la creciente actividad del espíritu de la humanidad
aunque no necesariamente determina a los seres humanos a obrar en un
obligado sentido y en una precisa forma, sí va motivándolos a la
acción, impulsándolos a desenvolver sus comportamientos y a
desarrollar modos vivir.
Así se han originado desde la más remota antigüedad las maneras de
pensar y de sentir de las familias y de los grupos humanos, se han
establecido las costumbres, se han organizado los pueblos y las
naciones, se han propagado las creencias, las religiones, las
filosofías, las ideologías políticas, las teorías y las escuelas
académicas, se han elaborado los sistemas económicos, jurídicos y
constitucionales, se han creado los derechos humanos y se han
convenido las relaciones internacionales. Todas esas son partes
integrantes del inmenso conjunto de ideas que componen el espíritu de
la humanidad. En cada mente humana hay una pequeña parte de ese
conjunto, la que está más cerca de ella y le queda más a su alcance.

6.- Desde los puntos de vista del tiempo y del espacio puede anotarse
la imposibilidad de que en algunas etapas del transcurso de la
existencia de la humanidad el conjunto de ideas y pensamientos que
componen el espíritu de la humanidad haya sido totalmente unitario,
uniforme o plenamente coherente en toda la extensión habitada por
seres humanos en el planeta terrestre.
Por el contrario, ese contenido ha sido y sigue siendo inmensamente
variado y contradictorio; la mayor parte de él no es fiel reflejo de
la realidad del mundo, no armoniza con ella, no sirve a los seres
humanos para obtener el bienestar y el progreso, ni el mejoramiento de
la calidad de vida, tampoco sirve para convivir en paz dentro de
condiciones de libertad e igualdad, ni para conservar los recursos
naturales e impedir el deterioro del planeta terrestre.

7.- La causa principal de los muchos burdos o imperfectos aspectos del
contenido del espíritu de la humanidad consiste en que fue formándose
espontáneamente. Debido a esa circunstancia originaria, desde el
comienzo y durante muchos milenios estuvo sujeto al incipiente estado
de las mentes de los seres humanos, mientras estas atravesaban por
entre las tinieblas de la inexperiencia y la ignorancia sin entender
nada del mundo en que vivían.
La creación del lenguaje hablado y escrito fue el gran salto en el
desarrollo y comunicación del pensamiento. No obstante, hubo un gran
extravío del camino hacia la perfección en el desarrollo de la
humanidad cuando cayó en la ilusoria creencia de que su relación con
la Naturaleza estaba dominada por la magia. Luego llegó el reemplazo
de esa ilusión por la creencia en el poder sobrenatural de seres
superiores a los hombres: los dioses, que se comunicaban con
sacerdotes a quienes correspondía la tarea de presentarles ofrendas
para pedirles protección.
Junto con las religiones aparecieron las cosmogonías míticas que
planteaban explicaciones del origen del mundo y de los seres humanos.
También fueron imaginadas y enseñadas muchas explicaciones respecto a
las finalidades de la existencia de los mismos seres; fueron escritos
libros respecto de la convivencia dentro de los grupos humanos y
acerca de los deberes de los individuos de la especie. Fueron creadas
normas de comportamiento, se establecieron costumbres y florecieron
las artes literarias con relatos, poesías y creaciones de teatro.
Durante mucho tiempo, y hasta los días de la actualidad, la mayor
parte de esas manifestaciones del pensamiento, muy especialmente las
de carácter literario, han salido libremente de las mentes de sus
creadores en alas de la imaginación y de la fantasía, sin cuidado
alguno de guardar correspondencia con la realidad.

8.- Escasamente hace unos pocos siglos antes del actual los pensadores
dejaron de creer en la existencia de las ideas innatas en las mentes
de los seres humanos y retomaron muy antiguos conceptos de filósofos
que habían vislumbrado el origen de las ideas en la fuente de las
percepciones sensoriales. Este cambio de orientación les condujo al
descubrimiento de la posibilidad de que las mentes humanas obtuvieran
el conocimiento del mundo que les rodea.
A partir de ese fundamento comenzó a construirse el método de
investigación científica que ha servido de instrumento seguro para
alcanzar el conocimiento de la realidad que rodea al ser humano y de
la realidad de lo que él mismo es. Los hallazgos de conocimiento
comprobados y caracterizados como certezas han ido paso a paso
integrando las ciencias y estas han entregado las soluciones a los
problemas que se les consultan sobre manejo de la Naturaleza.
El desarrollo científico, a su vez, ha permitido la creación y el
desarrollo de la técnica y de la tecnología. La primera enseña cómo
aplicar los conocimientos científicos, la segunda desarrolla esas
enseñanzas en la construcción de máquinas y procedimientos. Esos
instrumentos son los que han dado y seguirán dando el poderoso impulso
al desarrollo de la civilización en la actualidad y en el futuro.

9.- Con los grandes avances de la ciencia y el enorme desarrollo de
las comunicaciones y de la información se produce la consecuente
transformación del espíritu de la humanidad hacia la unión cada vez
más directa de su contenido con las ideas fundamentadas en el criterio
de la certidumbre científica y, por tanto, a sentar su fundamento en
la precisa realidad del mundo; de ese modo se favorece la eficiencia
de la actividad humana en la obtención de resultados buscados por las
mentes. Otro aspecto de esa transformación es el de avanzar hacia la
armonización de las ideas en todos los lugares del planeta terrestre,
sobre la base de los conocimientos científicos.
 
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