Método Grow. Coaching en tan sólo cuatro pasos.

Establecer metas y objetivos, ya sean inmediatos o bien a medio o largo plazo, constituye una práctica habitual no sólo en el ámbito laboral, sino también en el terreno personal. No obstante, la mera formulación de un propósito no garantiza, ni mucho menos, que éste llegue a conseguirse. Para lograrlo, es necesario trazar previamente una hoja de ruta o plan de actuación que permita detectar y evaluar las propias capacidades y, al mismo tiempo, analizar cómo deben administrarse. El Coaching ofrece múltiples posibilidades en este sentido, de los cuales, uno de los su método de trabajo más difundido es el denominado modelo GROW, término que en inglés significa 'crecer'.


Creado por Graham Alexander y popularizado en todo el mundo de la mano de John Whitmore —especialmente durante la década de los 80—, la propuesta se estructura en cuatro fases cuyas letras iniciales, unidas, sirven para darle nombre: Goal (objetivo), Reality (realidad), Options (opciones) y Will (acción):

1) Goal. Como primer paso en toda sesión de Coaching se define muy claramente el objetivo que se pretende alcanzar. Es sumamente importante que las metas se delimiten con la mayor precisión posible, ya que esto permitirá conocer en qué dirección hay que canalizar los esfuerzos. Preguntas como "¿Cuál es el objetivo"? o ¿"Cómo saber si se ha alcanzado el propósito planteado?" suelen ser un buen punto de partida.

2) Reality. Una vez acotadas las metas que se persiguen, conviene analizar la situación en la que se halla el coachee y, al mismo tiempo, identificar cuál es la distancia que le separa de su objetivo, evaluando asimismo los recursos de que dispone para alcanzarlo. Para dar respuesta a estas cuestiones, debe plantearse lo siguiente: "¿Cuál es el contexto actual, aquí y ahora?", "¿Qué habilidades se precisan para obtener los objetivos establecidos?" y "¿Cuáles son los puntos fuertes o cualidades de las que uno dispone?" .

3) Options. La tercera fase consiste en evaluar las posibilidades de éxito. Incidir en este aspecto implica, por tanto, tener presentes aquellas dificultades o disyuntivas que pueden interponerse en el camino hacia el objetivo propuesto. Ante esta circunstancia, el coachee debe llevar a cabo un ejercicio de anticipación, realizando un esquema mental de todos los escenarios posibles. A continuación, sólo resta determinar cuáles son los más favorables o los que albergan más probabilidades de éxito, o bien un riesgo menor. He aquí algunas preguntas que permitirán calibrar todas las opciones plausibles: "¿Qué opciones pueden darse"?, "¿Cuáles son sus ventajas e inconvenientes?" "¿Qué factores deben tenerse en cuenta a la hora de analizarlas?", "¿Qué otras alternativas serían factibles?".

4) Will. Finalmente, una vez implementados los pasos anteriores, tan sólo falta diseñar un plan acción, creando así un cronograma personal. Y lo que es más importante: comprometerse firmemente a llevarlo a cabo. "¿Qué hay que hacer?", "¿Cuándo se empezará a trabajar para lograr el objetivo?" o "¿Cómo superar aquellos contratiempos que puedan surgir?" serían algunas de las cuestiones claves a la hora de afrontar esta última fase.

El ingrediente final que permite alcanzar resultados extraordinarios con este sencillo método es la auditoría externa de un buen Coach que nos ofrezca una visión independiente y rigurosa de todo el proceso.

Fuente: http://befullness.com/que-es-el-coaching/
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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