El poder del nombre

::Vanguardia.com.mx::: "El nombre puede ser decisivo en muchos campos de la vida. En política el favor o el rechazo de los votantes pueden depender del empleo del apellido, nombre, seudónimo o iniciales que designan a un personaje público. Las denominaciones, a menudo ambiguas o sorprendentes, de muchos productos también se eligen cuidadosamente para estimular las ventas y obligar al consumidor a descifrar su significado."


Una interesante nota de la Agencia EFE, publicada en este caso por el diario mexicano Vanguardia, analiza el impacto de los nombres sobre el comportamiento de los consumidores en el campo comercial y de los votantes en el campo político.

En relación al papel de los nombres en el marketing comercial, la nota de EFE toma como punto de partida una investigación realizada por las especialistas Barbara E. Kahn y Elizabeth G. Miller:

Las investigadoras efectuaron estudios con universitarios, utilizando nombres de productos de cuatro categorías: comunes, que son típicos y no específicos, tales como verde oscuro o amarillo claro; descriptivos comunes, que son típicos y específicos, como verde pino y amarillo limón; descriptivos inesperados, que son atípicos, pero específicos, tales como verde Kermit (rana de los Muppets); y ambiguos, que son atípicos y no específicos, como el verde amistoso o el amarillo fiesta.

Comprobaron que si el nombre no es informativo los consumidores intentan determinar el significado de la comunicación y si es atípico buscarán el motivo por el que se seleccionó ese adjetivo en particular. Como resultado de estos pensamientos adicionales el producto genera una mayor satisfacción. Incluso algunos consumidores disfrutan pensando sobre el significado de los nombres.

“Cuando los consumidores se encuentran con un nombre que no es familiar, entonces intentan averiguar el modo en que el adjetivo describe el color o sabor. Si descubre dicha conexión, el consumidor se vanagloriará de haber resuelto el problema, y esto traerá consigo un efecto positivo, sobre todo cuando el nombre es ligeramente incongruente”, señalan las investigadoras.

La doctora Kahn cree que la utilización de nombres raros aparentemente funciona mejor en productos relacionados con los sentidos, como la comida o la moda, aunque en algún momento la ventaja de tener un nombre raro o inesperado se desvanece, “porque con el tiempo la gente se acostumbra y no sigue estando igual de sorprendida”.

En cuanto al papel de los nombres en las campañas políticas, la nota de EFE transcribe algunos de mis análisis al respecto:

Para el licenciado Daniel Eskibel, especialista uruguayo en Psicología Política “un buen nombre es un gran activo a favor de una marca, tanto en el plano político como en el mundo empresarial”.

“Aunque los políticos no eligen su nombre, pueden utilizarlo bien o mal, o seleccionar un aspecto del mismo. Para algunos lo adecuado será el apellido (Chávez, Lagos), para otros el nombre completo, para otros un seudónimo (Lula), para algunos el nombre de pila (Fidel) y en algunos casos un signo (ZP en lugar de Rodríguez Zapatero) o una letra (K en lugar de Kirchner)”, señala.

Según este experto, “es interesante ver este fenómeno en las presidenciales de EU próximas”, porque “los nombres son señales, carteles indicadores que dicen y sugieren mucho más que lo que aparentan, y en las campañas políticas tienen el poder de la seducción y una influencia más allá de lo consciente”.


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