Línea de pensamiento que favorecen el rendimiento deportivo
Por Javier Mota Palanca
Psicólogo Clínico y del Deporte
mjaviermota@hotmail.com
Tenemos la necesidad y la costumbre de buscar soluciones rápidamente a los problemas que nos encontramos en el rendimiento deportivo y concretamente en la competición. Además, buscamos las soluciones intentando profundizar en campos que ya se trabajan.
Cuántas veces escuchamos las quejas de los jugadores y de sus entrenadores que hacen referencia a pérdidas de concentración o porque encuentran dificultades para resolver situaciones de presión. Cuando, en realidad, la concentración y la confianza en si mismo, la van a obtener a lo largo de la práctica y de la experiencia. Aunque el hecho de adquirirlas y de entrenarlas mediante diferentes técnicas que se utilizan al respecto, no garantizan por parte del jugador, una utilización de ellas por igual en todas las situaciones competitivas.
Por ejemplo, cuando un jugador descubre que imaginando un determinado movimiento antes de realizarlo: sacar y subir a la red para terminar el punto, el porcentaje de primeros servicios aumenta y que dirige sus golpes de volea con una precisión increíble. Ve que su rendimiento aumenta y que consigue resultados hasta entonces inalcanzables Ha subido su nivel de juego de manera espectacular y rápidamente. Pero, ¿será capaz de poder mantener este nivel de juego?
Tendríamos que plantearnos qué hacer para resolver esta cuestión. Sabemos que las motivaciones son el motor que da la energía para llevar a cabo un esfuerzo de manera continuada y en este caso es para aprender a competir. Pero ese camino tiene una dirección clara pero a la vez silenciosa y es que va hacia la profundidad de la persona. La situación competitiva y desafiante pone a prueba y examina meticulosamente el interior del jugador a través de partidos con marcadores igualados, rivales de más entidad, rivales concretos, competiciones cada vez más exigentes, puesto del ranking etc. Entonces, podemos llegar a descubrir aspectos de la personalidad que habían pasado inadvertidos y que ahora se convierten en determinantes.
En muchísimas ocasiones se escuchan comentarios para intentar dar una explicación a estos aspectos: este jugador no es ganador, no aguanta la presión, es demasiado joven etc. Pobre explicación que hecha por tierra todo un esfuerzo personal, económico y de tiempo invertido, y que por supuesto no cuida al jugador sino que lo menosprecia, lo culpabiliza, y lo abandona. Cuando estas afirmaciones lo que muestran es un desconocimiento enorme de un área como es el de la personalidad que tiene sus propias estructuras y su dinámica interna.
Entonces, el siguiente paso no va a estar sólo en la repetición de los entrenamientos o en adquirir más experiencias en situaciones competitivas similares. Tal vez, es el momento de plantearnos de que esos problemas que les aparecen a los jugadores en situaciones determinadas de la competición, tienen más que ver con la estructura emocional de cada uno y que ésta va a tener una influencia determinante en la vivencia competitiva.
El diagnóstico de las estructuras emocionales nos dará la posibilidad de conocer la línea de pensamiento de un deportista, que es individual e intransferible a otro, y de poder desarrollarla. Estas estructuras nos van a dar una información sobre la dinámica emocional que permitirá poderle ayudar a orientar sus pensamientos y sus emociones adecuadamente, en lugar de que se produzcan unas reacciones internas que boicotean su rendimiento.
De esta manera, estaremos afrontando la situación no de una manera parcial sino en su totalidad. Porque, es al jugador al que estamos ayudando a tomar conciencia de aspectos que le van a permitir realizar un desarrollo interno Ésto tendrá su repercusión externamente a nivel de una mayor autoconfianza, en poder conseguir detectar y mantener estados de ánimo adecuados, en manejar bien la presión y en poder mantener la concentración en los diferentes momentos de los partidos.
Esta forma de trabajar no es menos rápida en la obtención de resultados que otras de las que se abusan buscando algún tipo de pautas, que están más enfocadas a un autocontrol del deportista. Tal vez, porque hay peligro a que se descontrole. En cambio, la identificación de la línea de pensamiento de un deportista concreto y el de su posterior desarrollo, si que tiene una proyección muy importante en el autoconocimiento, en la autoestima, en el conocimiento del otro y de las situaciones.
Estamos hablando de llegar a entender la dinámica emocional que está presente en cada momento del partido. Que al fin y al cabo, van a ser los criterios que permitirán que un deportista pueda profundizar más en su preparación, en conseguir una mayor satisfacción y en que sea más fácil trabajar con él para el entrenador, porque sabemos a quién nos dirigimos y cómo tratarlo que son aspectos que van a determinar la carrera de un deportista.
http://www.tenis.net/articulos/psicologia_10/linea_de_pensamiento_que_favorecen_el_rendimiento_deportivo_44
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo
Psicólogo Clínico y del Deporte
mjaviermota@hotmail.com
Tenemos la necesidad y la costumbre de buscar soluciones rápidamente a los problemas que nos encontramos en el rendimiento deportivo y concretamente en la competición. Además, buscamos las soluciones intentando profundizar en campos que ya se trabajan.Cuántas veces escuchamos las quejas de los jugadores y de sus entrenadores que hacen referencia a pérdidas de concentración o porque encuentran dificultades para resolver situaciones de presión. Cuando, en realidad, la concentración y la confianza en si mismo, la van a obtener a lo largo de la práctica y de la experiencia. Aunque el hecho de adquirirlas y de entrenarlas mediante diferentes técnicas que se utilizan al respecto, no garantizan por parte del jugador, una utilización de ellas por igual en todas las situaciones competitivas.
Por ejemplo, cuando un jugador descubre que imaginando un determinado movimiento antes de realizarlo: sacar y subir a la red para terminar el punto, el porcentaje de primeros servicios aumenta y que dirige sus golpes de volea con una precisión increíble. Ve que su rendimiento aumenta y que consigue resultados hasta entonces inalcanzables Ha subido su nivel de juego de manera espectacular y rápidamente. Pero, ¿será capaz de poder mantener este nivel de juego?
Tendríamos que plantearnos qué hacer para resolver esta cuestión. Sabemos que las motivaciones son el motor que da la energía para llevar a cabo un esfuerzo de manera continuada y en este caso es para aprender a competir. Pero ese camino tiene una dirección clara pero a la vez silenciosa y es que va hacia la profundidad de la persona. La situación competitiva y desafiante pone a prueba y examina meticulosamente el interior del jugador a través de partidos con marcadores igualados, rivales de más entidad, rivales concretos, competiciones cada vez más exigentes, puesto del ranking etc. Entonces, podemos llegar a descubrir aspectos de la personalidad que habían pasado inadvertidos y que ahora se convierten en determinantes.
En muchísimas ocasiones se escuchan comentarios para intentar dar una explicación a estos aspectos: este jugador no es ganador, no aguanta la presión, es demasiado joven etc. Pobre explicación que hecha por tierra todo un esfuerzo personal, económico y de tiempo invertido, y que por supuesto no cuida al jugador sino que lo menosprecia, lo culpabiliza, y lo abandona. Cuando estas afirmaciones lo que muestran es un desconocimiento enorme de un área como es el de la personalidad que tiene sus propias estructuras y su dinámica interna.
Entonces, el siguiente paso no va a estar sólo en la repetición de los entrenamientos o en adquirir más experiencias en situaciones competitivas similares. Tal vez, es el momento de plantearnos de que esos problemas que les aparecen a los jugadores en situaciones determinadas de la competición, tienen más que ver con la estructura emocional de cada uno y que ésta va a tener una influencia determinante en la vivencia competitiva.
El diagnóstico de las estructuras emocionales nos dará la posibilidad de conocer la línea de pensamiento de un deportista, que es individual e intransferible a otro, y de poder desarrollarla. Estas estructuras nos van a dar una información sobre la dinámica emocional que permitirá poderle ayudar a orientar sus pensamientos y sus emociones adecuadamente, en lugar de que se produzcan unas reacciones internas que boicotean su rendimiento.
De esta manera, estaremos afrontando la situación no de una manera parcial sino en su totalidad. Porque, es al jugador al que estamos ayudando a tomar conciencia de aspectos que le van a permitir realizar un desarrollo interno Ésto tendrá su repercusión externamente a nivel de una mayor autoconfianza, en poder conseguir detectar y mantener estados de ánimo adecuados, en manejar bien la presión y en poder mantener la concentración en los diferentes momentos de los partidos.
Esta forma de trabajar no es menos rápida en la obtención de resultados que otras de las que se abusan buscando algún tipo de pautas, que están más enfocadas a un autocontrol del deportista. Tal vez, porque hay peligro a que se descontrole. En cambio, la identificación de la línea de pensamiento de un deportista concreto y el de su posterior desarrollo, si que tiene una proyección muy importante en el autoconocimiento, en la autoestima, en el conocimiento del otro y de las situaciones.
Estamos hablando de llegar a entender la dinámica emocional que está presente en cada momento del partido. Que al fin y al cabo, van a ser los criterios que permitirán que un deportista pueda profundizar más en su preparación, en conseguir una mayor satisfacción y en que sea más fácil trabajar con él para el entrenador, porque sabemos a quién nos dirigimos y cómo tratarlo que son aspectos que van a determinar la carrera de un deportista.
http://www.tenis.net/articulos/psicologia_10/linea_de_pensamiento_que_favorecen_el_rendimiento_deportivo_44
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo
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