Higiene Mental

Nancy Calle Chingo

La higiene mental se refiere a todas las actividades que busquen la creación de un ambiente donde haya prevención de comportamientos desadaptados, preservación y desarrollo del ajuste psicológico y alivio del desajuste.

La sociedad tiene la obligación de crear este ambiente con la ayuda de la familia, la escuela, el gobierno, la religión y los demás elementos sociales. Pero de manera especial, después de la familia, es el Educador quien más fácilmente puede crear y preservar este ambiente positivo.

No se trata de crear por parte del Educador un ambiente clínico, ni de capacitarlo, como un psicólogo especializado, sino de formar un clima positivo en el que se entremezclen las variables personales y sociales positivas que favorezcan el desarrollo de una personalidad madura y ajustada. Para esto el Educador debe:


Adquirir una comprensión de las leyes de la psicología y el aprendizaje como profesional en el área.
Definir claramente qué puede y qué no puede hacer. El Educador, a través principalmente de su ejemplo, promueve el aprendizaje de actitudes, pero no es la persona adecuada para ayudar terapéuticamente en graves desajustes del comportamiento. El Educador será esencial en la salud mental de sus educandos si les proporciona experiencias y oportunidades significativas para satisfacer sus necesidades y crea una atmósfera de aceptación.
Ante problemas de desajuste, el Educador buscará analizar funcionalmente la conducta, y tratará de controlar las variables que tienen bajo su control el comportamiento desadaptado. En caso de que el problema sea delicado o difícil, llevará el caso a manos de especialistas en psicología, o ayuda multidisciplinaria.
El Educador tendrá siempre presente que la prevención es un enfoque más constructivo que la corrección, y tratará así de ofrecer una relación de cualidad positiva en la que el educando pueda desarrollar plenamente sus capacidades.
El Educador será consciente del papel muy relativamente eficaz del castigo, y de los mejores resultados alcanzados por alternativas distintas tales como la extinción de conductas desadaptadas, reforzamiento de conductas adaptadas, oportunidad de conductas alternativas, resultados positivos del diálogo y de la reestructuración cognitiva que se da en él.
El Educador tendrá especial cuidado en formar hacia el autocontrol, las metas y objetivos libremente elegidos, la autocritica y evaluación, y la capacidad de diálogo. Estos son elementos esenciales que garantizan, en el progresivo avance de la formación, un clima propicio a la higiene mental.
La importancia del ajuste personal y salud mental radica en primer orden en el equilibrio del mismo en el Educador y el enfoque comunitario de muchos de los llamados problemas psicológicos. El Educador es el modelo para el aprendizaje de conductas y actitudes de sus educandos, y cómo después de la familia, viene a ser la variable definitiva en una auténtica educación del hombre de hoy.

Los programas de prevención y ayuda sobrepasan los límites de la buena voluntad del Educador y exigen un enfoque que movilice los recursos de toda la comunidad.

http://www.diariocorreo.com.ec/archivo/2006/07/31/la-higiene-mental

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