Posición del analista: una cuestión de amor


Por Miguel Angel Tosar:




Una revisión del ‘Amor de Transferencia, más allá de Freud’ o “L’amour Lacan”,
con los desarrollos contemporáneos de Jean Allouch.
“Ser calumniado y quemarse en el fuego del amor
Con el cual trabajamos, son los riesgos del oficio”
(Carta de Freud a Jung del 9 de marzo de l909).
Quise introducir esta exposición con estas palabras de la correspondencia íntima de Freud a Jung. Es un epígrafe audaz. Imaginen la frase casi cien años atrás.
Es una cita de Jean Allouch (1) que no figura en los Epistolarios de Ernst Freud publicados en los años sesenta.
Quemarse en el fuego del amor, es decir ser amado…son los riesgos del oficio”.
Y Freud fue sorprendido por esto en los inicios de su práctica. Por ese insospechado efecto de la relación transferencial: encender en los pacientes las llamas del amor.
Y ese es el riesgo-para Freud- del oficio de psicoanalista Algo “inevitable” que sin embargo había de ser evitado. Sobretodo, si la respuesta del analista fuera… la de incendiarse en él.
Para Lacan, en cambio, se trata del punto central del análisis.
Algo, que sí, es inevitable, más no por eso deberá ser evitado.
Se trata, más bien de un ejercicio erótico del cual el analista no sólo no debe sustraerse, sino que habrá de aprender a hacer con eso, si pretende que algo funcione allí.
No es sorprendente, que Freud utilice la metáfora del fuego que insiste en el campo de la poética de todos los tiempos, para referirse al amor.
Lacan, va a inventar un mito, el mito de la mano que se extiende hacia leño encendido. Es su mito del amor. Su expsición nos va a servir para introducir lo que será el punto culminante de su reflexión y aún, a riesgo de que no descifremos todas sus metáforas, podamos disfrutarlas ya.
El texto del Seminario la Tranferencia es la versión que fabrica Jean Allouch.
Sólo me permití puntuarlo de esta manera.
Mito de la mano extendida hacia el leño encendido.
“El deseo por el objeto amado…lo compararía con la mano que se extiende para lcanzar el fruto cuando está maduro, para atraer la rosa que se ha abierto, para atizar el leño que de pronto se enciende.
Esa mano que se extiende hacia el fruto, hacia la rosa, hacia el leño que de pronto arde…
Si en su gesto de alcanzar, atraer, atizar, es estrechamente solidario con la maduración del fruto, la belleza de la flor, el llamear del leño…; cuando en ese movimiento de alcanzar, atraer, atizar, la mano ha ido lo bastante lejos hacia el objeto, y, si desde allí: del fruto, de la flor, del leño, sale una mano que se tiende al encuentro de la mano de ustedes y en ese instante vuestra mano queda fijada en la plenitud cerrada del fruto abierto de la flor en la explosión de una mano que arde, lo que se produce, entonces, es ¡el amor!

Vean, provisoriamente, que después del primer enunciado: el deseo por el objeto amado – es de lo que se trata …, comienza un análisis velado por las metáforas de hondo sentido poético, del fenómeno amoroso.
En el 2º acápite: aísla el puro objeto del deseo; como re-partido en objetos parciales (a los que llamará “objeto a”)
En el 3º, marca el gesto, el movimiento del amante: el empuje de la pulsión, que lleva al actuar, al “agieren” de Freud;
En el 4º, se destacan las agalmas: las cosas preciosas, valiosas, del objeto amado: la maduración, la belleza, el llamear
En el 5º, vuelve sobre el movimiento como para acelerarlo… en la expresión pura del verbo: alcanzar, atraer, atizar
Y en el 6º, se produce “el milagro puro” del surgimiento de la “mano ardiente” del objeto amado, en respuesta al deseo del amante. Y vean cómo condensa, en un precipitado metafórico, todo lo anterior:
“elfruto-abierto-delaflor-enlaexplosión-deunamano-quearde”.
Propongo esta interpretación de lectura para mostrar que apunta, digamos, a un imposible lógico.
El mismo se interroga, al final del seminario, -como para sacarlo de esa poética de un “sueño de amor”-:
Para que el mito sea verdadero, ¿de qué extraño calor
no deberá ser portadora esta mano, para que al acercarse, brote la llama del objeto encendido?
Milagro puro…! Pues, es preciso considerarlo impensable, y que al mismo tiempo, no se pueda evitar.

Quise presentarles esta muestra para que puedan apreciar, como en un flasch, hacia dónde nos dirigimos; hacia eso que se ha venido llamando “El amor-Lacán”.
L’amour Lacan, en efecto, es el nombre que Jean Allouch ha dado a su enseñanza publicada en estos últimos dos o tres años, para designar una nueva figura del amor, que es la que se pone en juego en el Amor de transferencia.
Para llegar a esto, habremos de dar algunos pasos previos.
El año pasado, Allouch abrió las Jornadas de Bs As. recordando que cuando Lacan promueve el Seminario de la Transferencia, tiene 60 años- Y… la edad-dijo- en lo atinente al amor no es para nada indiferente! (Esto provocó risas en la asamblea....).
Y es sorprendente que hasta ese momento-dice- ‘transferencia’ y ‘amor’ hayan marchado cada uno por su lado…y que Lacan, en su discurso, jamás los haya vinculado! (2)
Por mi parte me pareció descubrir que a Freud también le había pasado algo parecido. Próximo a cumplir los 60 años, -“ produce el más tardío, (l915) y –a juicio de él mismo, según Jones- “el mejor de la serie” de sus Nuevos consejos sobre la técnica psicoanalítica”.
Por primera vez nombra, vinculándolos, el Amor y Transferencia, en un artículo titulado precisamente “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia”. A diferencia de lo concebido hasta ahora, deja bien en claro que el amor, allí tomado, con todas las dificultades que le generan…“no le va en zaga a ningún otro…” pudiendo reconocerse –cito- el carácter de “amor genuino, al enamoramiento que sobreviene dentro del tratamiento psicoanalítico”. (3) Aunque, como se verá- las conclusiones a las que uno y otro arriban, serán de un carácter completamente distinto, y ello no sin consecuencias para la práctica analítica.
Lacan abre su Seminario de la Transferencia con un anuncio- cuyo primer significante es: “anuncié”…- y, curiosamente, -o no tanto, lo va a cerrar con otro significante, que marca el desenlace de la posición del analista, es decir, su depuesta, en un fin de análisis: “desaparecer”…(4)
Su anuncio, entonces, apunta de entrada a algo esencial en el encare de la transferencia, y es su disparidad subjetiva, su más radical desigualdad.
La novedad, que implica un salto cualitativo, en lo que hasta ahora se había considerado en la transferencia, está dada, no tanto en la disparidad subjetiva en cuanto tal, sino en lo que ello implica en cuanto a los componentes de la díada que constituyen la presunta situación analítica y el fenómeno amoroso que allí ocurre.
En efecto, en esta presunta situación analítica -presunta, en cuanto es artificial en el mejor de sus sentidos :hecho con arte, (del latin: ars- facere), en esta presunta situación ¿de qué se trata?
No ciertamente de un fenémono de intersubjetividad, porque no se trata , allí, de un vínculo de dos sujetos, (strictu sensu psicoanalíticos) -ya que al menos uno habrá de transitar un proceso de subjetivación al término del cual podrá advenir “sujeto deseante”- ; y no sólo por eso, sino por lo que tiene de estructura, el fenómeno erótico: si algo puede ser el amado, será objeto de amor, jamás sujeto.
Se trata –digámoslo ya- de una relación asimétrica entre dos seres, cuyas posiciones estarán marcadas por los lugares que ocupen con relación al amor. Posiciones que fueron tomadas por Lacan de la naturaleza del amor griego desplegadas en el Banquete de Platon.(5) cuyo recorrido, imposible de hacer aquí, nos mostraría hasta qué punto fue decisiva para Lacan su investigación.
¿Qué tiene el amor griego de especial para iluminar esta nueva figura del amor…que se daría en la transferencia?
Sabido es que El amor griego, -como lo remarca Danielle Arnoux (6) citando a Lacan- hay que hacerse a la idea, es el amor de los muchachos bellos. Punto y aparte. Nada más”. (4) “Este punto y aparte”, puede desencadenar el malentendido…en quienes pueden pensar que Lacan se va a introducir por el callejón de la homosexual. No se trata de eso.
La afirmación importa y mucho, porque –dice Lacan- nos permitirá aislar en la relación del amor, los dos componentes , en neutro…del amor puro, que se expresa (para los griegos) en género masculino. (4)
Esos componentes en neutro ( no se refieren a un hombre ni a una mujer en tanto sexuados: son válidos para cualquier sexo) aportan una novedad. ¿Cuál?
La de poder mostrar que en el fenómeno del amor, hay dos posiciones: de erastés y de erómenos.
¿Qué significan estos términos griegos?
La posición del erastés, es la posición del amante, la del sujeto que desea.
Dice: ‘te amo, te deseo. por lo que tienes de amable’. En el Banquete queda definido el deseante como aquel que le falta… Sócrates, es quien enseña: “Sólo se desea lo que no se posee”, aquello que no se tiene, lo que a uno le falta
La posición del erómenos, es la posición del amado: ‘Quiero, busco que me ames porque soy amable.’ Es el único, en la pareja que tiene algo…que lo hace objeto de amor. Tiene la agalma que como veremos apunta a todas aquellas cosas preciosas que lo hacen ver por el erastés como lo más deseado, como que lo tiene todo. (10)

Posiciones en el amor griego

Eros
Posición de (dios-Amor) Posición de
AMANTE Erao AMADO
(amor común)
ERASTÊS eros ERÔMENOS el que posee deseante ( amor, próx. la Agalma
ERON al deseo sexual ) Paidiká:“las cosas del niño amado”
(el que ama)
Vean que:
-El primer “Eros” está con mayúscula. Alude casi siempre al dios-Amor. Sus leyendas, sobre todo la que figura en el Banquete, de Penia y Poros, es particularmente interesante para explotar ciertas características… “siempre pobre por el lado de su madre… y buscador de recursos, y del saber, por el lado de su padre”.
- “eros” no se corresponde con la noción común del amor, para la que existe el término “erao”, más amplio. El eros griego tiene un cariz sexual y se corresponde más con el “deseo”.
-Hay que tener en cuenta que en la Grecia platónica, -lo señalaba Danielle Arnoux -muchachos y mujeres no constituyen categorías que pudieran clasificar individuos, en base a lo que se llama hoy el género. Por eso, estos componentes: erastés –erómenos, son neutros.
-Además, la libre elección entre los dos sexos no corresponde con lo que sería una naturaleza ambivalente del deseo sexual; el cual, por otro lado, está aguzado por la belleza como tal, sea cual sea el sexo del amado.
-Paidiká: era el púber-adolescente, en la plenitud de sus agalma: literalmente“las cosas bellas del niño amado”.
Planteadas así las cosas, ¿cabría esperar que lo que uno tiene, guarda relación con lo que al otro le falta?
Sería hermoso. Pero es una ilusión. Habrá una radical inadecuación entre el deseo y el objeto de ese deseo. Y es precisamente de esa no-conjunción entre el deseo y su objeto, -dice Lacan- de donde surge la significación del amor.
Retengamos estos significantes porque ellos nos darán la pauta para descifrar lo que nos muestra Lacan al fin del seminario:
…el lugar puro del analista, en tanto podemos definirlo en y por el fantasma-ese lazo peculiar del sujeto con su objeto de deseo- sería el lugar del deseante puro; es decir…-cito- abstraerse, escamotearse él mismo en la relación con el otro, de cualquier suposición de ser deseable . ……………………..
Adelantado esto, que es medular, es menester tomar un poco más de distancia para ampliar la perspectiva de lo que les estoy intentando mostrar.
Aquel anuncio de Lacan… fue recogido por Jacques-Alain Miller, para ponerlo como título de esta primera sesión, del 16/11/60 : “Al principio… era el Amor”;
que evoca aquel: “In principium erat verbum”…de San Juan: “Al principio era el Logos”…
Sí, por que, en definitiva, de él, estamos tejidos, en el real… si es que es verdad que “el inconciente está estructurado como un lenguaje”.
Este mito de los orígenes, rozó mi formación bíblica y me sugirió evocar otro principio, el del Génesis.
Cuando Yavhé Dios presentó ante el hombre, para que les diera un nombre, a todos los seres de la creación … no encontró para el hombre una ayuda semejante a él…Entonces le hizo caer en un profundo sueño – aquí, me atrevo a extrapolarlo… en un “sueño de amor”--
Y le quitó una costilla ( o le quitó “de un costado,”-como vierten otras ediciones)... rellenando el vacío con carne –así traduce la Biblia de Jerusalen, la más rigurosa desde el punto de vista científico ( o sea, crítico-literario y exegético).
Y de ese “costado” del hombre, formó la ‘Issáh’, la mujer. Y se la presentó al hombre.
Y este, exclamó: “Esta, sí que está buena!”-es como verteríamos hoy, el: “Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne”- como reza el texto hebreo en la versión citada.
Es esta, quizá, la más profunda –porque avanzada- metáfora del amor - que determina (según el comentarista bíblico, que no es psicoanalista!) , “su mutua atracción, imagen velada de una relación de amor que uniría al hombre y la mujer.”(7)
Hoy podemos, quizá, descubrir un sentido nuevo en este texto milenario.
Porque Yavhé responde a una demanda del hombre ante su soledad:
no había ayuda semejante a él. Y es, entonces, del vacio del hombre, de donde surge la carne de mujer. Carne que viene a llenar el vacío. Y ¿cómo no va a estar ‘buena’ si ha sido tomada de él!...como una prolongación de sí mismo. Porque el amor –lo ha dicho Freud y lo ha sostenido Lacan hasta el final-, es esencialmente narcisista.
Por otro lado, ese anhelo de “llenar” el “vacío”, eso, de lo que el erastés carece, constituye el inicio de un movimiento de amor.
Como ven, Lacan arranca de lejos; de la lejanía misma de los mitos…
Pero también es práctico. El va a “partir”, “quiere partir”-insiste-con el verbo:… de otro punto de partida , no mítico, sino histórico. Se trata ni más ni menos que de los orígenes del psicoanálisis:. Allí- dice- fue el amor.
Porque la experiencia analítica “nace,-dice- del encuentro entre un hombre y una mujer, Joseph Breuer y Anna O.” Y, -lo estoy citando-, “por púdico e inconveniente que sea el velo mantenido, entreabierto, sobre aquel accidente inaugural (…) es muy evidente que era una historia de amor.”
Una historia de amor que no existió sólo por parte del paciente…Porque…- está claro-, Breuer amó a su paciente.(4)
Se trata, como es sabido, de la Señorita Bertha Papenheim, de 21 años.
Les destaco la edad. -Freud siempre lo hace en sus historiales- Recuerden, que –como lo insinuó Allouch- que eso…tiene que ver con el amor .
La descripción que hace Breuer de esta jovencita: -tomo esto de Irene Maggi y Tomás Bedó – (12)- … muestran más la posición de “un admirador o de un enamorado que la de un médico…¡Cómo describe sus rasgos!:“su intuición, inteligencia ,talento poético, juicio, bondad, piedad, vitalidad desbordante… “su vida se me hizo transparente-expresa- como pocas veces la de una persona para otra”. Tan joven –concluye Breuer, con admirable candor,- no había conocido el amor.
Como se supo veinte daños después, fue este incidente, entre otros motivos, lo que provocó la separación de Freud y Breuer.
Me introduje en esto, harto conocido, porque nos lleva de la mano al concepto de Transferencia que nos legó Freud. Sabido es que en Estudios sobre la Histeria, Freud escribe, ( él solo, sin Breuer) el cap.IV: Sobre la Psicoterapia de la Histeria.
Y al final, es donde aparece, por primera vez el término Ubertragung: transferencia, definida allí en términos de “falso enlace”.
Y antes de las últimas dos páginas del libo, escribe: “Tengo que tratar un tema que desempeña un papel indeseablemente grande… cuando el vínculo del enfermo con el médico se ve perturbado y significa el más enojoso obstáculo con el que se puede tropezar (13).
Esta idea de obstáculo, impedimento, escollo, resistencia estará siempre presente en el horizonte freudiano.
Les quiero mostrar, ahora, como en un flash, los componentes, del fenómeno transferencial tal como nos llegó de Freud, por que nos va a ser úil, ya que, es con este telón de fondo, que se podrán apreciar los contornos sorprendentes de la transferencia en Lacan.
La transferencia fue asociada generalmente a un problema de la “técnica”.
Se fue desprendiendo, así, de la “teoría”, no sin perder en el camino, parte de su estructura original. Fue entendida-“en el empleo ordinario y vulgar del término- son adjetivos de Lacan- como “el conjunto de sentimientos dirigidos a la persona del analista”. Si este movimiento es positivo: es el amor; pero un “falso amor”. Y fue en ese sentido que Freud habló de “amor de transferencia”. A pesar de haber reconocido que es un efecto del análisis; y que es algo “genuino”que ocurre en lo real .
“Las transferencias – nos dice Freud en Dora- son reediciones, recreaciones de mociones y fantasías que, pasando por distintos procesos, terminan en la sustitución de una persona anterior…por la persona del médico. Las vivencias anteriores, son revividas , no como algo pasado, sino como un vínculo actual…
No se la puede eludir…, pero es menester combatirla…Así, -fíjense la expresión- “ la transferencia es aniquilada una y otra vez”.(8)
Va a distinguir –además de la positiva y negativa- un tipo de transferencia “sublimada”, -totalmente diferente del “amor de transferencia” o enamoramiento-, que puede subsistir en el análisis y, puede, -estoy citando- al ser traducida e interpretada, convertirse en su más poderoso instrumento… Les completo el pantallazo con este esquema:
Proceso de la dinámica de la transferencia.
1-DISPOSICIONES INNATAS + INFLUENCIAS AMBIENTALES ( “Constitución” ) crean (“Vivencias infantiles”).
2- CLISÉS o MODELOS
determinan la
3- Capacidad de amar ( tipos de “vida amorosa”)
LIBIDO
4- (Adhiere a los objetos)
5-Una parte B: Fantasía (Inconciente.) Una parte A: Realidad
Detención e “introversión” en Pleno desarrollo psíquico
Representaciones-expectdativas-libidinosas ( Por frustración de la Satisfacción ).
6- Regresión y reanimación de “imagos Aflojamiento de los vínculos
Infantiles”
7- Repetición (reedición) y actualización en la Persona del médico

TRANFERENCIA = “falso enlace)
Sobreviene como RESISTENCIA al levantamiento de la REPRESION
1- Las disposiciones innatas (“constiución”) conjugadas con las influencias ambientales , (las que Freud llama el “vivenciar”)
2- crean la formación de modelos o clisés que determinan
3- la capacidad y forma de amar (“especificidad de la vida amorosa”):la que no es más que
4- la adhesión de la libido a los objetos
5- Esta se bifurca por dos vías: -Una parte (A) de las “mociones determinantes de la vida amorosa, recorre el pleno desarrollo psíquico” en la realidad objetiva, siendo utilizada por la “personalidad conciente”; y se apuntala en alguna particularidad real del objeto.
-Otra parte (B) ha sido demorada en el desarrollo, (“Detención”) e intro-vertida, apartada de la realidad objetiva, así como de la personalidad conciente; y sólo le queda desplegarse en la fantasía..
6- Se ha internado en el camino de la Regresión, y reanima la parte inconsciente de las imagos infantiles, aprovechando el aflojamiento que se produce en los lazos con la realidad.
7-Así, buscará repetir en las personas sobre la que recae el investimento amoroso, como si fueran reimpresiones y reediciones…, los lazos tiernos o sensuales de los modelos infantiles, tanto en la fantasía como en la realidad.
¿Qué de extrañar entonces que la investidura libidinal se vuelva hacia el terapeuta que escucha, comprende y acoge con amor?” He ahí la transferencia, como “falso enlace”, como falso amor. (9)
¿Qué podemos decir hoy de esta concepción?
Muy poco críticos seríamos si después de cien años estuviésemos repitiendo las “repeticiones, reediciones y sustituciones” que, en su momento, constituyeron un descubrimiento… que como tal, y en tanto inaugural, es formidable.
La profunda reflexión de Lacan sobre estos textos, su enseñanza y el crisol de su práctica analítica lo fueron llevando más allá… y más hondo. Veamos.
1º- “No ver en el concepto de transferencia, sino el propio concepto de repetición”, nos pone al borde de un “deslizamiento que no podemos imputarle”(a Freud). El dice: “Lo que no puede ser rememorado, se repite en la conducta”.
Esta conducta, precisamente, este actuar del paciente –verán el comportamiento de Alcibíades-es la que se ofrece –para Lacan- para la captación, por parte del analista, del objeto de su deseo, “los pequeños objetos a” de los que hablaremos.(19)
En el Seminario de la Angustia, en la “histórica intervención , -como la cataloga Allouch,(15), del 9 de enero de l963, en la que se produce la invención del objeto
“petit a”, Lacan replantea toda la cuestión de la transferencia. Y- comenta- aunque teníamos fama de saber mucho sobre la cosa, poco y nada se había producido hasta el momento.
Pero ahora había que darle un nuevo giro. Con aquella investigación …
-cito- a fuerza de insistir en el elemento histórico, en la repetición de lo vivido, se corría riesgo de dejar de lado … la dimensión sincrónica,( es decir) lo que está incluído en la posición del analista, donde yace, en el espacio que lo determina, la función del objeto parcial.
Es … lo que designé con la metáfora… de la mano tendida hacia el leño.(…) y … con la función de la Agalma en el discurso de Alcibíades.(17)
La función del espacio analítico como campo del objeto parcial, es aquello ante lo cual Freud nos dejó detenidos…De allí el fracaso de su intervención con Dora…
Es que él seguía siendo para su analizante el lugar de ese objeto parcial.
(en vez de dejar que el paciente coloque allí, en ese lugar, el objeto de su deseo).
2º Este complejo proceso del movimiento libidinal –centrado en buena parte en su economía, -está intencionalmente orientado hacia el paciente, quedando el analista fuera de la órbita de lo que constituye un único fenómeno tansferencial. Era entonces necesario, hacerlo entrar mediante el dispositivo de la contratransferencia; como si –refuerza Lacan- no estuviéramos “hechos de la misma arcilla que aquellos a quienes amasamos”(10. )
Cuando Lacan dice: “el amor es dar lo que no se tiene”… ¿qué dice del amor? El, por su parte, no dice mucho, dejando que el enigma nos golpee, para sacarnos de la parálisis que nos instala. Por mi parte, quiero entender que el amor es dar la falta en el propio ser, a aquel a quien se supone, la colma. Porque es el erastés, en tanto deseante quien da al amado las agalmatas que él no tiene. Y es esto, -dice Lacan- lo que el paciente puede esperar que se le de, puesto que el psicoanalista no tiene otra cosa que darle (10)
3º) Por último, dice Freud, la manera de resolver la transferencia que siempre estaría al servicio de la resistencia, es, en última instancia, una vez colegida, disolverla mediante la interpretación. La pregunta que le haríamos a Freud, hoy, es ¿cómo hacerlo? Y él, honesto y generoso, no nos deja sin respuesta.
Recordemos la interpretación que piensa para Dora, la adolescente de 18 años, que ha sido objeto de una “propuesta amorosa” de parte de un adulto mayor: el Sr.K:
Cito: “Ahora Ud. ha hecho una transferencia desde el Sr. K. hacia mi”. –Vean que no la colige,- como él dice- la decreta. Le pone nombre y a partir de su pre-supuesto, deduce y concluye. Continúo.
“¿Ha notado Ud. algo que le haga inferir malos propósitos, parecidos a los de Sr.K.?-
¿Algo le ha llamado la atención en mi, o ha llegado a saber alguna cosa de mi, que cautive su inclinación como antes le ocurrió con el Sr.K?”-(8).
Freud, cree, Freud quiere, sin saberlo, ocupar el lugar de erómenos, exactamente el mismo que supone, ocupaba el Sr. K . Desde su posición de amado (que busca que lo amen), no cae en la cuenta… que está buscando en Dora que le de alguna señal, un indicio –“esa X por la cual yo le recordaba al Sr.K.”- de que le haga ver que ella ha percibido algo de las agalmata que él cree tener, “algo que la cautive…”
Pero eso… no ocurre. Dora, la amada por el Sr K., no es su erastés.. Dora lo rechaza, con lo que más le duele: “No creo que haya salido a luz, nada de particular”- le dice; y al principio de la próxima sesión, lo dejará plantado.
Todavía no había llegado a la conclusión, Freud que el encanto para Dora, no sólo no estaba en él, tampoco estaba en el Sr. K., sino que estaba puesto en la mujer del Sr. K., la Sra.K.
No era cuestión de resistencia, ni cuestión de sexo.. Era cuestión de amor.
De eso se trata en la posición de analista: de cómo se plantea la cuestión del amor.
De un amor que no será desencadenado más que por la estructura del saber.
“A aquel a quien supongo el saber, lo amo” –dijo Lacan en Encore.
Y la transferencia, en cuanto no distinguible del amor, se sustenta en el Sujeto supuesto Saber. No voy a entrara en esto ahora. Nos bastará conocer el lazo con que Lacan los anuda, aún intercambiándolos; como cuando afirma: “La relación del saber con el amor, constituye el desencadenante mismo de la transferencia”.
Para mostrar, en este seminario, un indicio de la importancia de esta cuestión del saber, nos remite nuevamente al Banquete…Y Precisamente, a su punto culminante… en el momento mismo en que se produce “esa primera transferencia de amor entre Alcibíades y Sócrates”. (La expresión es de Lacan)
Recordemos la escena. Es inolvidable:
De repente (“Exaíphnes”-dice el griego: es algo que irrumpe, nuevo, creador…implica una acción) Alcibíades irrumpe en la escena del Banquete:
….borracho, coronado de hiedra y una diadema de cintas y violetas en su cabeza.
-¿Dónde está Agaton?, grita
¿Y quién es este “tercero” entre nosotros? (Se refiere a Sócrates interpuesto entre él y Agatón, que era el anfitrión, el bello por excelencia, a quien todo erastés ansiaba amar)
Apremiado por Erixímaco, digamos, el maestro de ceremonia, Alcibíades, se decide a hacer el elogio de Sócrates.
Lo va a hacer –dice- mediante “di’ eikonon” : es decir, imágenes, metáfora. Se trata de la célebre metáfora del sileno, un personaje mítico que escondía en una apariencia de extrema fealdad, una gran sabiduría –
Empieza comparando a Sócrates con esos simulacros o estatuillas de la divinidad (“como las muñecas rusas- explica Lacan-, había una Cosa encajada, no sabemos muy bien qué,-nunca lo sabemos: será el “petit a” de cada quien) pero seguramente- dice- cosas preciosas,) que al ser abiertas contenían en su interior las Agalma: precisamente, esas cosas brillantes , divinas, valores muy deseables..
Lo compara también con Marsias, el flautista que fascinaba a los hombres por la fuerza de su boca.
-Tú difieres de él solo en que, sin instrumentos, con las meras palabras logras el mismo efecto: subyugarnos. ( Esos son los efectos del significante cuando se ha instalado la transferencia).
Alcibíades, que es joven, fuerte y bello, intenta entonces, un juego de seducciones, cada vez más apremiante. Se pone en posición de Erómenos, reclamando a Sócrates que lo ame, pidiéndole un signo de amor: ¿Qué debo hacer para ser amado?.
No otro, es el requerimiento del paciente en el análisis; al que El Otro le responde.”Che voi”, ¿Qué quieres? ¿Qué quieres de mi? Para que la pregunta resuene en el eco de la no-respuesta y se revierta en interrogación subjetivante que marque la falla de su propio deseo.
Una y otra vez recibirá Alcibíades el rehusamiento. Es la “versagung: Sócrates no responde a la demanda. No dice nada de su deseo. Rehusa, no a Alcibíades, -no se trata de frustrar al sujeto-, sino a su posición de amado. Se trata de dejar vacío ese lugar, no como deseante puro del ser mismo del otro, sino como deseante de las agalmatas del otro. Sólo así es como Alcibíades declarará su amor, confesará su deseo, la verdadera falta que toca su ser..
Sólo entonces, podrá mostrarle, Sócrates, que no es a él a quien ama. Que el objeto de su amor, está más allá…, está en otro lugar, en otro hombre; está en Agatón.
“Uno aprende a desear, al lado de un deseante”- dice Lacan
“El analista está allí con su paciente, no para “el bien” de él (menos, para ser amado por él), sino para que él ame, más allá de él.”
Vean, de paso, que Breuer, médico prestigioso, sólo por tener ese supuesto saber, estaba ubicado para Bertha Papenhein, en la posición ideal para iniciar la transferencia…Pero ¿qué ocurrió? “Dejó caer la llave…”-dirán Magi y Bedó, se dejó atrapar por el hechizo de su discurso, de su teatro privado, de sus agalmatas, …cambia su posición de erómenos y queda anclado en la de erastés; apresado por un deseo, impedido de su satisfacción, dejando a Berta, coagulada en una posición de amada, que no sería amada…e impedida de proseguir la senda de su deseo subjetivante.

¿Habrá que marcar la distancia, no marcada en el Banquete, entre deseo y amor?. Ciertamente. Pero no es sencillo. Es lo que va a hacer Lacan, después de la invención del objeto pequeño a. (Este punto está hoy en el centro de la investigacón de Jean Allouch y hace unos días de Guy Le Gaufey , cuyas Jornadas de Córdoba(14), y de Buenos Aires, (18) respectivamente, pude participar… y en lo que no puedo entrar, aquí, sino tangencialmente.)
Lacan tiene una posición original , casi inédita aún, en lo que respecta al “objeto parcial” del que hace derivar este su “pequeño a”. La “parcialidad” de este objeto se distancia de lo planteado por Melanie Klein… (como “parcial” en oposición al “objeto total”.) Para Lacan “El objeto parcial” se refiere a una categoría de objeto que escapa a cualquier relación con la totalidad y a cualquier unidad del concepto; y es, como en Freud, fuente de la pulsión y, como en Lacan, causa del deseo, que, desde el cuerpo del otro, suscita el amor. Para que se formen una idea, el “pequeño a” no se diferencia demasiado de “la agalma”, aun más, pasará a sustituirla.
Desde el cuerpo suscitan el amor, dije, pero no pueden ser reducidos a la carne del cuerpo. Este, más bien, será un obstáculo, para el acceso al ser del otro, que constituye el más elevado nivel de amor.
Es a este ser del analizante al que apunta el deseo del analista.
Y esta es la cuestión que Lacan interroga con vehemencia.
En la sesión, del 30 de noviembre del 60, la que Jacques Alain Miller ha llamado “La metáfora del amor” Lacan va a introducir la pregunta: .
¿Cuál es nuestra relación de amor con el paciente
Nuestro acceso a su ser ¿es o no, el del amor?”.
La prepara e introduce un texto difícil , complejo…donde casi todas las versiones cojean, incluso la establecida.
Jean Allouch, construye una. La leyó y analizó en la asamblea de octubre del año pasado en Bs. As.
Les propongo una lectura juntos de este texto, que es muy fuerte.
Me he permitido puntuarlo de una manera… que lo acerca mas a lo que creo, es una verdadera poesis:

¿Acaso nunca les sobrecogió pensar que,
en aquello que le dieron a quienes son más próximos…
En aquello que le dieron algo faltó, en ese don?
Y no sólo que algo faltó, sino que irremediablemente los dejó a ellos en falta,
a ellos, que siempre fueron los más allegados?”.
Con ellos, los más cercanos, -pueden comprenderlo como analistas-
no hicieron más que dar vueltas en torno al fantasma,
cuya satisfacción buscaban;
y lo han sustituido (a ese ser) por sus colores e imágenes.
Aquel ser, a quien de pronto algún accidente puede hacernoslo recordar ,
cuya muerte es,1
sin duda lo que nos hace escuchar desde más lejos su resonancia
Aquel ser…verdadero -…-en la medida que lo evocáis, se aleja,
está eternamente perdido.
por más que tratéis de reencontrarlo por los caminos de vuestro deseo.
Sólo que ese ser…- y esto es lo que como analistas dejasteis escapar-
ese ser al que dejamos en falta, al que tratamos de reencontrar... ¡es el vuestro!
Pero, al menos aquí os situáis en el plano de vuestra propia falta
y vuestro fracaso da su exacta medida.

…………
Ese ser es el vuestro!… el de vuestra propia falta…, el de vuestro fracaso.
Lacan, produce aquí, un último giro dialéctico, un salto injustificado, enorme…,
Porque el deseo del analista apuntará, entonces, no sólo a esa falla nuestra en alcanzar el ser del otro…
sino que, y más aún, apuntará a alcanzar la falta de nuestro propio ser;
el “ouden”: el vacío; la “kénosis”:el anonadamiento…
Sólo entonces, la posición del analista, en un fin de análisis, será su-“depuesta”, su “de-posición”,sin soslayar todo el alcance de este significante… que hará de él un deshecho, un resto inservible…
Lejos de incendiarse en el fuego que ha desatado en la transferencia, se hará “consumir” por él, hasta devenir cenizas…El, no será “consumado”, sino cuando, en un fin de análisis,
haya sido, por fin, “consumido”.
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Llamadas:
Se trata de las series complementarias cuyo accionar Freud sostuvo hasta el final.
…cuyos contenido permanecen incambiados y sólo podrá ser sustituidos por sus reediciones posteriores.
En sus Contribuciones a la psicología del amor I, II y III, Freud despliega, a partir de la “elección infantil primaria de objeto”, las distintos tipos y “condiciones del amor” bajo las cuales los humanos eligen su objeto… y las manera de conciliar su fantasía con la realidad.
La libido constituye un concepto nodal de la construcción freudiana. Y Lacan en la línea de su significación latina , subraya que, en Freud “es la presencia efectiva como tal del deseo.” (Sem.11, pág 159). Freud le atribuye una variada significación . Pero es en “Psicología de las masas…” donde esboza su definición como … “la energía (sexual)…de aquellas pulsiones que tienen que ver con todo lo que puede sintetizarse como amor” (Amorrortu, T.XVIII, pág 86-87). Y, a pesar de su concepción ampliada – la relaciona con el ágape paulina- la intenta hacer coincidir con el Eros platónico.
Guy Le Gofey, en las recientes Jornadas en Bs As., mostró que la cuestión del “objeto parcial” es –según Lacan- uno de los más grandes descubrimientos de la investigación analítica en Freud. ¿Por qué digo en Freud? Porque Freud no ha mencionado ni una sola vez: “objeto parcial”; sí, “pulsiones parciales”.
El término venía de Melanie Klein, pero… “objeto parcial” como opuesto a “objeto total”.
No va a ser esto lo que busca Lacan, como si tal objeto fuera “parte” de una “totalidad”, un todo, un uno.
“Parcial” para Lacan es otra cosa. Es la propiedad misma de un tipo de objeto al que va a llamar “petit a”:
Un objeto vacío sin concepto (que es la última de las cuatro “nadas” de Kant, en las que no puedo entrar ahora) (18). Para hacerlo, si pudiera decir, más tangible, diré que es “el aspecto brillante de la agalma”, aquello que desencadena el movimiento del amor,
Sustituto de otro, a su vez, su padre. “En su fantasía –dice Freud- yo hacía de sustituto del padre, lo cual era facilitado por la diferencia de edad entre Dora y yo”.
un mes y medio antes de pronunciar este discurso había muerto Alfred Lacan, su padre, con quien no había tenido la mejor de las relaciones.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

1.- Jean ALLOUCH: “Del mejor amado”, en Litoral, L’amour Lacan I, Nº 35 de 3/2005.
2.- Jean ALLOUCH: “El Amor Lacan” (I): Jornadas del 28, 29 y 30 /10/ 2005, Buenos
Aires.. Transcripción directa de la traducción simultánea del
francés, de Eduardo Sánchez, realizada por Miguel A. Tosar.
3.- Sigmund FREUD:”Puntualizaciones sobre el amor de transferencia”.(1915).
Amorrortu ed., T.XII., Bs.As. 1988.
4.- Jacques LACAN: El Seminario Nº 8: “La transferencia”, establecido por
J-A-Miller, Paidos, 2004.
5.- PLATON. “Banquete”.Introducción, traducción y notas de Victoria JULIA.
Griegos y Latinos, Edit. Losada, Bs. As., 2004
6.- Danielle ARNOUX: “Declinación de Agalma”. Jornadas del 19 y 20/8/ 2005, en
Montevideo. Transcripción tomada de la traducción simultánea
del francés, realizada por Miguel A. Tosar.
7.-BIBLIA de JERUSALEN, edición española, traducción del original francés,
Desclée de Brouwer, 1971.
8.- Sigmund FREUD: Fragmento de análisis de un caso de histeria (Dora)(1905).
Amorortu ed.,T.VII, Bs. As.,1989.
9.- Sigmund FREUD: “Sobre la dinámica de la transferencia” (1912).
Amorrortu ed., T.XII, Bs.As. ,1988.
10.- Jacques LACAN: Escritos II, La dirección de la cura. Siglo XXI, Bs. As. 2002.
( p.598).
11.- Jacques LACAN: Escritos I, Intervención sobre la transferencia,
Siglo XXI, Bs. As. 2003.
12.- Josef BREUER: Contribución los “Estudios sobre la Histeria”(l895). S XXI, 1976.
13.-Sigmund FREUD: Sobe la psicoterapia de la histeria (1905). Amorrortu ed., T.II.,
Bs,As., 1987.
14.- Jean ALLOUCH: “El Amor Lacan. Paciente continuación” (II). Jornadas del 28, 29 y 30 de julio de 2006, en la ciudad de Córdoba (Argentina) . Transcripción tomada de la traducción simultánea del francés hecha por Eduardo Sanchez, realizada por Miguel A. Tosar.
15.- Jean ALLOUCH: “La sombra de tu perro. Discurso psicoanalítico.Discurso
lesbiano”, EPEL, Córdoba, Argentina, 2004.
16.- Guy LE GOFEY: El Pastout de Lacan. Sobre las fórmulas de la sexuación. Jornadas del 25, 26 y 27 de agosto de 2006, en Buenos Aires. Transcripción de Miguel A. Tosar.
17.- Jacques LACAN: Seminario Nº 10. “La Angustia”. Establecido por J-A-Miller.
Paidos. Bs.As., 2005.
18.-Guy LE GAUFEY: “Para una lectura crítica de las fórmulas de la sexuación”, en Opacidades Nº 4, revista de la Ecole lacanienne de Psychanalyse.Bs As. Junio de 2006.
(pags.38 y ss)
19- Jacques LACAN: Seminario 11: “Los Cuatro conceptos Fundamentales del
Psicoanálisis”, Paidos, Bs. As, 1964.(pag. 135)

Miguel Angel Tosar
Montevideo, 9 de septiembre de 2006

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