La violencia en la pareja: bidireccional y simétrica


En el libro "La violencia en la pareja: bidireccional y simétrica", publicado en junio de 2009 por la Asociación para el Estudio del Maltrato y del Abuso (AEMA). En las 190 páginas del libro se presentan con fines divulgativos los resultados de 230 estudios científicos sobre la violencia en la pareja, cuya cobertura geográfica abarca 24 países.

La recopilación se ha realizado sobre la base de las principales bibliografías especializadas en la materia y en ella se ha dado cabida a todo estudio que cumpla un único criterio: tener en cuenta la violencia perpetrada o sufrida por ambos miembros de la pareja heterosexual. Por consiguiente, se han excluido de la recopilación los estudios que sólo analizan la violencia perpetrada o sufrida por uno de los miembros de la pareja heterosexual, así como los estudios sobre la violencia en parejas homosexuales.

En contradicción con las tesis oficiales predominantes, que asignan al varón la condición de perpetrador y a la mujer la de víctima como roles casi exclusivos, se constatan niveles similares de perpetración y victimización para hombres y mujeres en la población general; y mayores niveles de violencia femenina en las poblaciones jóvenes.

También en contradicción con las tesis oficiales predominantes, que consideran que la violencia femenina es básicamente defensiva, se constatan mayores niveles de iniciación de las agresiones físicas y perpetración de violencia física no recíproca por las mujeres.

En términos cuantitativos, los resultados del informe podrían resumirse así:

las tasas de victimización de los hombres son más altas en 122 estudios para la violencia total y en 60 estudios para la violencia grave;

las tasas de victimización de las mujeres son más altas en 40 estudios para la violencia total y en 24 estudios para la violencia grave;

el resto de estudios (algo más de la cuarta parte del total) registran niveles similares de victimización para ambos sexos;

en cuanto a la prevalencia de secuelas físicas, los hombres sufren lesiones en una proporción equivalente al 77% de las sufridas por las mujeres;

en cambio, los promedios globales de atención médica requerida son similares para ambos sexos.

En muchos de los estudios recopilados se cuantifican los aspectos de iniciación y unilateralidad de las agresiones físicas. Los resultados de los 51 estudios que tienen presentes esos aspectos son los siguientes:

39 estudios registran mayores niveles de perpetración de violencia física no recíproca o iniciación de las agresiones físicas por las mujeres;

5 estudios, tres de ellos basados en sendas muestras de parejas en terapia conyugal, registran mayores niveles de perpetración de violencia física no recíproca o iniciación de las agresiones físicas por los hombres; y

los 7 estudios restantes registran niveles similares para ambos sexos.

La conclusión obvia de este trabajo es que no están justificadas las políticas y normas de prevención de la violencia en la pareja basadas en meros postulados ideológicos o en encuestas diseñadas para estudiar únicamente el nivel de victimización de uno de los sexos, sino que es preciso tener presentes los resultados de los cientos de estudios empíricos que analizan el fenómeno de la violencia en su integridad, es decir, teniendo en cuenta los comportamientos de ambos miembros de la pareja.

Como ponen de manifiesto los 230 estudios recopilados en este trabajo, las políticas sobre violencia doméstica basadas en el modelo unidireccional (hombre perpetrador/mujer víctima) desconocen la mitad del problema y son resultado de ideas preconcebidas, incompatibles con los datos objetivos que aportan las investigaciones científicas. Es inevitable que esas políticas, basadas en hipótesis falsas, tengan efectos contraproducentes.

En las solapas del libro pueden leerse estas frases, que resumen, junto con la biografía de uno de los más reconocidos investigadores del fenómeno de la violencia doméstica, el desencuentro que mantienen los intereses políticos y los resultados científicos desde hace más de 30 años :

"Mis primeros trabajos sobre violencia de pareja se centraron en la alta prevalencia de ese tipo de violencia y la relación de dominio masculino que determinaba la violencia contra las mujeres. Esos trabajos se citaron con aprobación en casi todas partes, especialmente en los círculos feministas, y fui invitado a numerosos programas de radio y televisión. […] En 1976 se me habría considerado inmediatamente como uno de los principales investigadores feministas sobre violencia intrafamiliar. Pero, tras la publicación de nuevos trabajos en los que demostré con datos que la violencia de pareja era ejercida simétricamente por hombres y mujeres y, peor aún, mi insistencia en que para acabar con la violencia contra las mujeres era necesario tomar medidas de prevención y tratamiento de la violencia ejercida por las mujeres, fui apartado de la comunión feminista. Lo cual ha sido doloroso, porque, entonces como ahora, me considero un feminista en el sentido académico del término, aunque no el sentido del activismo político. […] A mis 81 años, sigo navegando contra corriente."

(Murray A. Strauss, "Bucking the tide in family violence research", Trauma, Violence & Abuse, vol. 9, nº 4, octubre de 2008, páginas 191-213)
http://adoos.com.uy/post/3225526

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