ENSAYO SOBRE LOS SUEÑOS: S. FREUD.

POR. MOISÉS VILLAGRAN ZAMORA.

I. INTRODUCCIÓN.
“Si pudieras mirarme fijamente
y hurgar mi pensamiento cuando sueño,
entenderías ¡bien mío ! que el deseo,
se refrena en mi pecho cuando vivo,
y juega con mi mente cuando duermo ”.
L . de V. “Poemario”.

En la antigüedad clásica, los sueños eran entendidos como revelaciones divinas o demoníacas, y podían además revelar el porvenir del sujeto que soñaba. Luego, desde Aristóteles los sueños pasaron a ser una actividad del alma, y no de los dioses. Con Artemidoro los sueños podían ser interpretados, y transformados en un lenguaje entendible.

Para algunos el sueño es algo beneficioso porque procura una fuga de la realidad displacentera. Otros sostienen lo contrario, considerándolo como una mera continuación de la vigilia (soñamos lo que ya veníamos soñando desde la vigilia). La primera postura plantea una división total entre sueño y vigilia, mientras que la segunda una total continuidad.

El sueño reproduce o recuerda lo vivido durante la vigilia, aunque muchas veces simbólicamente, y los estímulos y fuentes de los sueños están vinculados a: a)estímulos sensoriales externos, b)estímulos sensoriales internos, c)estímulos somáticos internos y los d)estímulos puramente psíquicos, los más difíciles de comprobar, pero los más importantes para Freud.

El sueño opera con imágenes involuntarias, no con conceptos voluntarios, son imágenes alucinatorias, ya que creemos estar viviéndolas realmente y pueden ser incoherentes, absurdas y contradictorias.

Freud considera que todo sueño es interpretable, es decir, que puede encontrarse su sentido, y “sustituirlo” por algo que puede “incluirse” en nuestros actos psíquicos.


II. LOS SUEÑOS: EL ACCESO AL INCONSCIENTE.
Para Freud, el sueño no es meramente actividad somática, es un fenómeno psíquico de realización de deseos, y por tanto forma parte del conjunto de los actos de nuestra vida despierta, constituyendo el resultado de una actividad intelectual altamente complicada.

Freud en su deseo de interpretar al inconsciente llegó a la teoría de la “interpretación de los sueños” (1900), porque según él, gran parte de lo que soñamos tiene que ver con la realidad vivida, que corresponde, en muchos de los casos, a los deseos inconscientes. Los restos diurnos de las experiencias tenidas el día anterior, sirven de material para la construcción inconsciente del sueño, tomando este su forma de material manifiesto a través de su recuerdo. Sin embargo, el contenido manifiesto llega a nuestra conciencia de manera deformada, disfrazada y censurado. Como manifestación disfrazada de un deseo inconsciente.


1. LA FORMACIÓN DE LOS SUEÑOS.
El sueño no solo es el producto del dormir o parte de la actividad cerebral, sino un acto psíquico, significativo y valioso y a pesar de su carácter incomprensible, es un vehículo por el cual el paciente puede comunicarnos algo de sí.

En la formación de los sueños se ven involucrados los deseos antiguos y los contenidos recientes del día anterior. Para Freud, en la elaboración del sueño (trabajo del sueño) se encuentran implicados los mecanismos de:
a). Miramiento por figurabilidad: Que consiste en que los contenidos sean transformados en imágenes.
b). Condensación: En donde las imágenes son incluyentes, albergando algunos componentes de otras, de tal manera que el análisis del contenido manifiesto permite encontrar asociaciones de elementos inconscientes.
c). Desplazamiento: En el que algún elemento importante del contenido manifiesto puede no serlo en el contenido latente y viceversa.
d). Censura: Normalmente la censura es labor del “YO” (al servicio del “SUPER YO”) y durante la vigilia es ejercida de manera constante, sin embargo durante el estado de sueño sus funciones son abatidas, dando paso a que durante esta fase, el en el sueño, se encuentra satisfacción a los deseos.

2. LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS.
Para que el sueño sea susceptible de ser interpretado, habrá que hurgar en el contenido manifiesto (el 'texto del sueño') para encontrar elementos del contenido latente y mostrar como este último se ha hecho el primero en la vida anímica del sujeto. Para lo cual se pide al paciente que dirija su atención sobre la idea de referencia de cada elemento del sueño, para observar todo aquello que se le ocurra con respecto a ella, sin aplicar ninguna crítica. De esto resulta el descubrimiento de la técnica de asociación libre, que posibilita al paciente comunicar todas las “ocurrencias”, aún aquellas que considera absurdas y vergonzosas.

La relación entre asociación libre e interpretación, constituye el pilar que hizo posible sostener el psicoanálisis extendiéndolo más allá de la patología neurótica, e incursionar en "la psicopatología de la vida cotidiana", y de este modo pone bajo la observación analítica todo un espectro de fenómenos (el chiste, el lapsus, el olvido, la equivocación) y según Freud, constituye la "vía regia" para la interpretación de los sueños, a fin de acceder a lo inconsciente, constituido desde entonces en el objeto del psicoanálisis.

Freud comienza así a hacer uso de un recurso metodológico que le resultaría de gran eficacia en la formulación de los diferentes modelos de que dotaría a su teoría, se trata de la analogía, como lo menciona en su obra “La Interpretación de los sueños”, donde define al sueño como un fenómeno patológico normal, o más exactamente, como dice Mannoni, " el fenómeno normal para ayudar a comprender los hechos patológicos".

Freud observa que la coincidencia de los fenómenos de la censura con los de la deformación onírica, confiere a ambos procesos condiciones análogas de la formación de los sueños, uno de los cuales forma el deseo expresado por el sueño, mientras que el otro ejerce una censura sobre dicho deseo y le obliga de este modo a deformar su exteriorización".

Apoyado en esta hipótesis deja asociar libremente cada una de sus ideas a sus pacientes, a partir del relato de sus sueños, lo que constituye un nuevo y rico material para su interpretación, al mismo tiempo que llega a plantear que los sueños “son interpretables” y por lo tanto pueden llegar a constituir el modelo para la explicación de algunos síntomas.

Freud analiza los sueños desmenuzando cada uno de los elementos de su contenido, lo que implica depurar el contenido manifiesto del sueño, intentando asociar las escenas más vividas con los restos diurnos, para ir encontrando el contenido latente, que representa los deseos inconscientes que se encuentran ocultos o “simbolizados” dentro de algunos elementos del contenido manifiesto.

Cuando un sueño se ha olvidado y no se recuerda el contenido manifiesto o se tiene apenas una porción muy pequeña de él, se debe a un mecanismo inconsciente llamado “resistencia” a la aceptación consciente del sueño, pero a partir de algunas pocas imágenes, el analista y el paciente pueden reconstruir, por asociación, el resto de los elementos que se habían olvidado.

Sin embargo, a pesar del análisis hermenéutico, del uso de metáforas y metonimias, a pesar de desmenuzar detalladamente los componentes, a pesar de buscar elementos figurativos en los elementos condensados del sueño, Freud encontró que no siempre estos elementos eran suficientes para llegar a su significado. Se dio cuenta que había “resquicios oscuros” que conectaban con lo desconocido, a lo que llamó “el ombligo de los sueños”


3. EL CUMPLIMIENTO DEL DESEO.
De las diversas clases de deseos que puedan persistir después de la vigilia, Freud consideró que sólo aquellos no conscientes en la vida diurna, eran aptos para la producción de un sueño. Un deseo de esa clase no puede acceder a la conciencia por si solo, para ello se vale de dos elementos: uno es el tránsito que le permite el dormir del sujeto por reducción de la censura y el otro, un deseo consciente de la vigilia.

Al dormir se alteran las investiduras del sistema consciente, algo que preocupe al sujeto durante la vigilia podrá cesar su insistencia para procurar el estado de dormir.

Entonces la excitación que resta en el preconsciente deberá asociarse a algún elemento del inconsciente, a algún deseo infantil sofocado, para surgir a la conciencia.

Freud establece que el placer no necesariamente debe estar vinculado al quehacer consciente. Un cumplimiento de deseo tendría sin duda que brindar placer, pero también cabe preguntar: ¿a quien?. Esta pregunta señala el desplazamiento explícito de la supremacía de lo consciente a lo inconsciente.
Cuando en los sueños aflora la angustia, es el “YO” indignado ante un deseo que no le satisface quien procura el surgimiento de la angustia para que con el despertar cese el proceso onírico.

Los sueños de displacer ponen en cuestión que en el sueño se trate solo de cumplimientos de deseo. Esos deseos han sido reprimidos porque representan una amenaza para el “YO”, es decir que para el “YO” son displacenteros.

El deseo nace como consecuencia de la vivencia de satisfacción del aparato psíquico, es deseo de repetición de esa vivencia. Será el que pondrá en funcionamiento al aparato psíquico.

La censura entre inconsciente y consciente preserva nuestra salud mental. Es más sano el sentido progresivo del aparato psíquico, que conduce a ejercer una actividad que permita alterar el mundo para la satisfacción del deseo. Pero entonces ¿por qué se descuida el guardián durante la noche? En el estado de dormir el sistema de censura no se inactiva totalmente, porque ni aún en el sueño los contenidos emergen tal cual, de otra manera esto generaría angustia para el “YO” y el peligro de su desestructuración.










III. CONCLUSIONES.

Hablar del trabajo de Freud es hablar de una vasta obra de conceptos oníricos abstractos. La aportación de Freud a la psicología contemporánea se encuentra en el análisis del “inconsciente”, que contiene una serie de elementos que no se manifiestan en la conciencia, pero que influye directamente sobre la conducta. Es por supuesto su obra magna y marca un hito en el análisis de la conducta del ser humano, es sencillamente la aparición de una alternativa para acceder al lado oscuro del pensamiento, es el Psicoanálisis.

En el inconsciente residen las ideas reprimidas que no pueden emerger en la conciencia. El método que propone Freud permite acceder, mediante la interpretación de los sueños, a planos ocultos que resguardan algún deseo reprimido.

El aspecto fundamental de las investigaciones de Freud es el intentar establecer una simbología que permita interpretar el sueño en cuestión a fin de develar el contenido latente.

Pero esta metodología también ha fomentado el desarrollo de pseudociencias que pretenden dar a conocer al lego, por medio de sus sueños, su futuro o su trágico presente.

El Psicoanálisis puesto a la luz de las ciencia naturales, no pasa de ser una mera disciplina del “alma” y de la mente; su método introspectivo basado a su vez en el método hermenéutico y evidentemente, la ausencia de una metodología experimental le impide tomar la categoría de ciencia.

Sin embargo, no se soslayan los pocos o muchos beneficios que el Psicoanálisis ha brindado al conocimiento de la personalidad y el comportamiento del individuo.




IV. BIBLIOGRAFÍA.
Bosch, M y cols: Freud y el psicoanálisis. Salvat Editores, Barcelona, 1973.

Erdelyi, M.H: Psicoanálisis. La psicología cognitiva de Freud. Barcelona, Editorial Labor, 1987.

Freud, S: Psicoanálisis aplicado y técnica psicoanalítica. Alianza Editorial, Madrid, 1984.

Freud, S: La interpretación de los sueños. Alianza Editorial, Madrid, 1979.


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