Cultura y Personalidad


I. INTRODUCCIÓN:

El ser humano es producto de su carga genética y de la carga socio-cultural que la familia, su entorno y su grupo social le aportan. La personalidad es moldeada por una serie de creencia, hábitos, costumbres, folklore y por normas impuestas por las instituciones en las que se sustenta la sociedad en la que se vive.

Al hablar de cultura y personalidad se debe tomar en cuenta no solo la opinión de sociólogos, psicólogos o antropólogos, implica también conocer el concepto que de tales términos se ha hecho la misma sociedad.

El lego, al que aun pertenecemos muchos de nosotros, sigue pensando que la personalidad es una serie de rasgos físicos que le dan cierta presencia al individuo y que lo distingue entre todos los demás por la belleza y el carisma que posee. Esto se ha convertido en un elemento de suma importancia porque de ello depende la confianza y la admiración que se le brinde al poseedor de tales atributos.

A esto hay que aunarle que este mismo sector de la población posee un concepto de cultura incompleto, porque utiliza este término para referirse al grado académico que ha alcanzado algún individuo y si a este le gusta o no algún tipo de música o practica algún arte, etc…

Si interpretamos estos conceptos, entonces podemos decir que la “sabiduría popular” considera que alguien tiene personalidad y cultura cuando tiene presencia, es carismático y posee algún grado académico acorde a sus gustos por el arte y la lectura.

Sin embargo, no es esto algo que deba dejarse de lado, porque parte del estudio psicosocial de la cultura y la personalidad tiene la finalidad de conocer como se trasmite y se hereda este tipo de información, la influencia que tienen los medios de comunicación masiva y la manera en la que la población va interiorizando determinados usos, costumbres, estereotipos y diversas maneras de pensar y como se las apropia el individuo para responder ante determinadas circunstancias.



II. CONCEPTOS:

a. Cultura: La cultura, desde el punto de vista sociológico, es la totalidad de lo que aprende el individuo como miembro de la sociedad; es la forma de vida, la forma de pensar, de actuar y de sentir. Según Tylor (1871), “es el todo complejo que incluye al conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, la costumbre y cualquier otro hábito o costumbre adquirida por el hombre en tanto que es un miembro de la sociedad” (citado por Chinoy 1980: 36). Al ser la cultura parte de nosotros, pareciera que esta es algo normal que sucede de manera inevitable y que es inherente a toda la humanidad. Sin embargo, aunque la cultura como tal representa una característica de todo individuo que se desarrolla en sociedad, cada ámbito y cada grupo social inciden de manera diferente en los miembros que la conforman. Y podemos corroborarlo cuando viajamos de una ciudad a otra, donde un mismo platillo recibe otro nombre y se le agregan los condimentos de la región. O bien cuando las normas morales que rigen a los habitantes de una comunidad son muy diferentes a los que nos rigen a nosotros. Para Levine (1977: 15), la cultura es un término que designa tanto las formas de adaptación claramente humanas como las formas distintivas en que las diferentes poblaciones humanas organizan sus vidas sobre la tierra.
La cultura también representa un cuerpo organizado de reglas relativas a la manera en que los individuos se comunican entre sí, y si bien es cierto que los principios universales parecieran ser los mismos, las normas que nos controlan no siempre son iguales y no siempre tienen el mismo peso para unos y para otros.


b. Personalidad: La personalidad de un individuo se moldea en un contexto socio-cultural, que se interioriza y se proyecta con los diferentes grupos con los cuales el individuo comparte su existencia, así va alcanzando una imagen de sí mismo y de los otros en un permanente intercambio de valores. Se reafirma y transforma en un proceso constante y ascendente si su entorno facilita las condiciones para su formación y desarrollo personal en las acciones grupales. Liebert (2000: 5), compila una serie de conceptos, los que se exponen a continuación:
· Allport: “…la personalidad es la organización dinámica, dentro del individuo, de los sistemas psicofísicos que determinan sus adaptaciones únicas a su ambiente”.
· Cattell: “…la personalidad es lo que permite la predicción de lo que hará una persona en una situación determinada. Se relaciona con toda la conducta del individuo, tanto manifiesta como la que no sale de su piel”.
· Eysenck: “…la personalidad es la organización más o menos estable y duradera del carácter, temperamento, intelecto y físico de una persona, que determina su adaptación única a su entorno”.
· Sullivan: “…la personalidad es el patrón relativamente perdurable de situaciones interpersonales que caracterizan a la vida humana”.

En los anteriores conceptos se puede observar como coincide la organización de los sistemas internos del individuo, como producto de su sistema biológico y de las adquisiciones que moldean su sistema psíquico. Esta organización dinámica cambia o se reafirma de acuerdo al agente socio-cultural que lo influye. La personalidad, entonces, permite al individuo proyectar hacia fuera, hacia el grupo, la sociedad y las instituciones, la percepción que de si mismo se tiene y del entorno que lo circunda. A más de eso es la “mascara” (prosopón) que el individuo se coloca (porque así lo ha aprendido) para adaptarse a las circunstancias cotidianas.

III. CLASIFIACIÓN DE LA CULTURA DE ACUERDO A LAS DIVERSAS CORRIENTES SOCIALES:

1. Tópica: La cultura consiste en una lista de tópicos o categorías, tales como organización social, religión o economía.
2. Histórica: La cultura es la herencia social con que los seres humanos solucionan problemas de adaptación al ambiente o a la vida común.
3. Mental: La cultura es un complejo de ideas o hábitos aprendidos que inhiben impulsos y distinguen a la gente de los demás.
4. Estructural: la cultura consiste en ideas, símbolos o comportamientos, moldeados o pautados e interrelacionados con los que se define la personalidad.
5. Simbólico: La cultura se basa en los significados arbitrariamente asignados que son compartidos por los miembros de una sociedad.
(Tomado de http.//es.wikipedia.org/wiki/Cultura)


IV. CONCEPTOS DE PERSONALIDAD DE ACUERDO A LAS DIFERENTES CORRIENTES PSICOLÓGICAS:

1. Modelo psico-dinámico: Sullivan (1972: 47) propuso una teoría centrada en las relaciones interpersonales, que defendían que la personalidad es el patrón relativamente persistente de procesos vitales que caracterizan la actividad total de una persona relacionada con otras, reales o imaginarias, que llegan a ser factores relevantes en su situación total.
2. Modelo humanista-fenomenológico-existencialista: Rogers (Baguena 1996: 216), asimila el concepto del “sí mismo” a la personalidad. “El sí mismo”, es como una gestalt conceptual, consistente y organizada, compuesta por las percepciones de las características del “yo” o del “mi” y la percepción de las relaciones del “yo” o del “mí” con los demás y con diversos aspectos de la vida, junto con los valores ligados a esas percepciones.
3. Modelo situacionista: De B. F. Skinner, interpretado por Massey (1981: 228): La personalidad es una acumulación de patrones de conducta suficientemente reforzados por y para persistir.
4. Modelo rasguista:
· De Catell (1950: 2-3), quien sostiene que la personalidad es aquello que permite la predicción de lo que hará una persona en una situación determinada de acuerdo con los elementos culturales adquiridos (temperamento, motivación, actitud, aptitud que influyen sobre el “yo”).

· De Eysenck (1970: 2), que propone que la personalidad es una organización más o menos estable y duradera del carácter, temperamento, intelecto y físico de una persona. El carácter denota el sistema de una persona más o menos estable y duradera del comportamiento conativo (voluntad). El temperamento es el sistema más o menos estable y duradero del comportamiento afectivo (emoción). El físico denota el sistema más o menos estable y duradero de la configuración corporal y de la dotación neuro-endocrina.
5. Modelo social: De LeVine (1977: 5-8), tiene una orientación una orientación psicoanalítica y darvinista, la personalidad es la organización dentro del individuo de aquellos procesos que intervienen entre las condiciones ambientales y la respuesta conductual, es adaptativa interna y social y estructura durante la vida de los seres humanos.


V. ORGANIZACIÓN DE LA PERSONALIDAD:

La manera en la que nos presentamos ante la sociedad, la manera en como nos ven los demás y en como nos percibimos nosotros mismo, es el resultado de cómo se han organizado y equilibrado los elementos que constituyen nuestra personalidad.

a. Desde el punto de vista psicológico, la personalidad es el producto de procesos complejos que se producen en el ser humano cuando actúa en su vida diaria, dirigido por y hacia una serie de fuerzas internas y externas dinamizadas por la forma en que se responde ante determinados estímulos. La personalidad se organiza mediante los procesos que intervienen entre las condiciones ambientales y la respuesta manifestada como una conducta. Levine (1977: 18-19) sugiere que existen, en este ánimo de entender la organización de la personalidad, al menos tres procesos:
1. Los que intervienen entre un ambiente situacional inmediato y una respuesta evocada como resultado del mecanismo emocional y la solución cognitiva para resolver un problema.
2. Los que intervienen entre la experiencia de un ambiente reconocido y la adaptación a un ámbito nuevo guiado por los antecedentes guardados en la memoria.
3. Los que intervienen como resultado de las condiciones ambientales de la crianza, del ambiente social y de la herencia filogenético innata.
b. Desde el punto de vista situacional o circunstancial, la personalidad es el producto de diversos procesos trans-situacionales dinámicos que expresan claramente las atributos de un individuo en el momento en que expresa una conducta. Incluso quien observa responde al mismo patrón, porque al juzgar la respuesta de otro, difícilmente se desliga de la carga sociocultural con la que fue provisto desde el seno familiar hasta su formación como profesional. Esta variabilidad trans-situacional muchas veces predispone al sesgo del juicio-prejuicio y lleva a etiquetar al individuo o al fenómeno social, de una manera por demás inverosímil.

VI. LA CULTURA COMO AGENTE MOLDEADOR DE LA PERSONALIDAD:

Cuando el ser humano nace, solo trae consigo su herencia biológica; desposeído de personalidad, se limita a ponerse en contacto con el entorno a través de su paleoencéfalo y sus instintos le aseguran la supervivencia al establecer con su madre un vínculo simbiótico: la unidad madre-hijo.

Sin tener un nombre, sin tener conciencia de quien es, sin tener sentimiento de pertenencia al grupo que se ha hecho cargo de él, crece y se desarrolla reconociendo poco a poco los elementos objetivantes que su nuevo ámbito le proporciona. No se da cuenta aún del valor físico, emocional y/o moral que dichos objetos poseen. (Sorokin 1973: 6-7)

Las cosas aparecen o desaparecen de su circunscripción sin que ello, al principio, le importe lo más mínimo y sin embargo, la ausencia de su madre le produce cierta ansiedad porque la fuente de alimento y de calor desaparece de su presencia. La importancia de esta relación establece el primer ladrillo de la construcción de su personalidad.

Los elementos básicos que aporta la cultura para formar la personalidad de los individuos parecieran ser los mismos en la mayoría de las culturas, todos ellos permiten que el ser humano logre la adaptación a su entorno y se cree una percepción de lo que le rodea, de si mismo y del papel que asumirá en el grupo social en el que crece.

Estos elementos podrían agruparse de la siguiente manera:
1. Concretos o materiales: el entorno físico inmediato, texturas, olores, ruidos, voces, muebles, enseres domésticos, instrumentos musicales instrumentos de trabajo (herramientas), construcciones arquitectónicas, etc…
2. Simbólicos: creencias (filosofías, dogmas de fe), valores (criterio de juicio ético-moral, actos humanitarios), normas y sanciones (jurídicas, morales, convencionalismos sociales), organización social y sistemas políticos, símbolos (representaciones de creencias y valores, arte (apreciación), lenguaje (un sistema de comunicación simbólica) y tecnología y ciencia.
3. Rasgos físicos y complejos culturales: características biológicas como herencia estructural, folklore (costumbres, alimentos, ropa, lengua, cosmogonía, religión, etc…), relaciones interculturales (con otras etnias o sociedades), estereotipos, prejuicios.
Todos ellos ejerciendo una influencia permanente, educadora, moldeadora, dispensadora de herramientas básicas para salir al ambiente social, a ejercer su derecho a interaccionar con los demás individuos del grupo original de pertenencia y de la sociedad.
Son estos elementos los que le permiten identificarse con el grupo social en el que vive, los que le permiten interaccionar con otros sujetos iguales a él en tanto que miembros del mismo grupo, ligarse a subgrupos que coinciden son sus ideas e intereses y rechazar todo intento de mimetizarse con aquellas ideas ajenas a las suyas o las que el grupo le ha enseñado.
Durante este proceso de “endo-culturización”, que sin temor a la equivocación le sucede a propios y extraños de la sociedad o de cualquier etnia; el individuo pasa por un largo y permanente proceso de desequilibrio-asimilación-acomodamiento-aceptación-equilibrio, siguiendo el modelo de Piaget o bien se puede interpretar de otra manera si se acoge al modelo de Vigotsky.


En ambos casos la proximidad a los elementos básicos de la cultura producen un desequilibrio constante y la urgencia de resolverlo permite armar un “entramaje” o “andamiaje” socio-cultural que sirva al individuo para asimilar y acomodar cada ítem de información que recibe desde su exterior, y siguiendo el modelo de “If-Then” poco a poco se discrimina entre lo que se ajusta a las características físicas y genéricas del individuo, y del grupo al que pertenece.

Ausubel, propone que seguido a una acción y a fin de entender, asimilar y acomodar la información (cultural), se debe retroalimentar al individuo. V. g., cuando desde el seno familiar se está dotando al pequeño de un rito religioso, y es necesario que un rezo sea aprendido, se retroalimenta constantemente la información (rezo), la conducta (solemnidad, respeto y persignarse) y se lo utiliza siempre y cada vez que se está frente a una imagen religiosa, un recinto sagrado o en ocasiones especiales (bodas, velorios, momentos de angustia, etc…). (EBCC 2004: 13-17)

La endoculturización es un proceso de enseñanza-aprendizaje y cada teoría nos sirve para entender como la cultura forma y moldea la personalidad de cada individuo y lo más importante, como responde el individuo ante el grupo y con que aportaciones este enriquece a la cultura.


VII. LA CULTURA Y SU INFLUENCIA EN LOS ALTERACIONES DE LA PERSONALIDAD:

Los trastornos de la personalidad no necesariamente están relacionados con los problemas de adaptación a una cultura, pero si causan alteraciones con manifestaciones que se pueden centrar en el estrés o la depresión y cuyas manifestaciones de ansiedad y angustia se manifiestan como sintomatología orgánica.

Sin embargo, algunos comportamientos están influidos por los contextos sociales o por determinadas circunstancias culturales que pueden calificarlos equivocadamente como paranoides, esquizoides o simplemente inadaptados.

Los miembros de los grupos minoritarios, los inmigrantes, los refugiados políticos o los sujetos con diferentes antecedentes ético-morales pueden mostrar comportamientos recelosos o defensivos debido al desconocimiento (por las barreras lingüísticas o la ignorancia de las normas o leyes de otra región).

El hecho de no compartir determinadas costumbres, hábitos, rituales, contexto religioso, histórico o los problemas manifestados por la simple brecha social, contraponen a algunos miembros del grupo social y los separan cada vez más de la unidad. El surgimiento de subgrupos, muchas de las veces, va encaminado a aglutinar a cierto tipo de individuos que no encuentran acomodo en su grupo de origen.

En este contexto surgen subgrupos cuyas características se contraponen y se confrontan con el resto de la sociedad (grupos religiosos, movimientos sociales, movimientos culturales, movimientos raciales, pandillas, etc…) y por otro lado son necesarios como una alternativa a quienes buscan respuesta a sus necesidades e intereses.

Cuando se valora la personalidad de un individuo, es útil conocer primero a que etnia, raza y cultura pertenece, con ello se tratará de evaluar los rasgos de personalidad desadaptativos y si esta es secundaria a la barrera cultural o también subyace alguna alteración de orden psíquica y física.

Para ayudar al diagnóstico se recomienda reunir una serie de información que incluya cuatro ejes:

a. Eje psicodinámco: para valorar como se encuentra integrado su aparato mental y que recursos psíquicos tiene el individuo para superar algunos eventos de frustración secundarias a las exigencias del entorno donde se desenvuelve.

b. Eje de tipo de personalidad: para valorar que conciencia tiene el sujeto de sí mismo y de la sociedad con la interacciona y que conducta le devuelve como respuesta a los estímulos que recibe de esta.

c. Eje socio-cultural: para valorar que aspectos ha heredado de su grupo familiar, de su etnia y de su raza que lo hacen propenso a integrarse o no al grupo social de origen o al grupo de acogida. Y que elementos socio-culturales influyen en la aparición de algunas patologías del comportamiento.

d. Eje médico: para valorar de que manera la patología orgánica que tiene el sujeto, ha sido producto o no de la inadaptabilidad al medio social y físico y cual, estando ya presente, se ha exacerbado como respuesta a la resistencia al cambio o por tratar de lograr este cambio. O bien, cual surge como un proceso natural de la enfermedad orgánica.


VIII. A MANERA DE CONCLUSIÓN:

El proceso socio-cultural determina el modo de vida de un individuo, es decir, su relación con los demás, consigo mismo y con el aparato institucional que lo enmarca. Y moldea la estructura de su carácter mediante una serie de elementos ideológicos (filosofía, religión, política, etc…) y de aspectos prácticos de herencia étnica (hábitos, costumbres, ritos, etc…), que son capaces de organizarse de tal modo que equilibran, rigen y enriquecen la vida y el entorno del individuo.

En cada época de la evolución de la humanidad (y con ello de la evolución del conocimiento) los conceptos de cultura y de personalidad han variado de acuerdo a la corriente dominante del momento. Sin embargo, la esencia de ser estos el producto de la organización de factores que se someten al equilibrio interno y externo del individuo, no está en duda.

Las alteraciones de la personalidad surgidas por los movimientos migratorios de los sujetos que han intentado incrustarse en sociedades ajenas a la propia, han llevado erróneamente a clasificar la resistencia al cambio o el cambio forzado de hábitos y costumbres, como trastornos de personalidad; y estos entendidos en un contexto étnico y racial, han desencadenado prejuicios y estereotipos que sesgan la verdadera interpretación clínica y psico-social de las manifestaciones que los individuos presentan al sentirse extraños en una sociedad de la que no pretenden ser parte..

Las diferencias existentes entre cada etnia, cada raza y cada sociedad, han llevado al individuo a construir pautas culturales que lo distingan de entre todos aquellos que él considera sus semejantes, pero que no necesariamente son sus más íntimos congéneres; esto refleja el compromiso individual para establecer algunos patrones culturales que inciden en su personalidad y que denota sus propias inclinaciones y manifiesta sus propios intereses.


IX. BIBLIOGRAFÍA:

BAGUENA, M. G. (1996). EL ACERCAMIENTO FENOMENOLÓGICO-HUMANISTA A LA PERSONALIDAD. En V. Pelenchano (coord.). Psicología de la personalidad I. Teorías. Edit. Ariel. Barcelona, España.

CATTELL, R. B. (1950). PERSONALIDAD: Teoría sistemática. New York. McGraw Hill.

CHINOY, Ely (1980). LA SOCIEDAD: Una introducción a la sociología. Edit. Fondo de cultura económico. México

EBCC (2004) “EL MODELO ACADÉMICO” en: Aprendizaje contextual orientado a resultados. S. E. P. México

EYSENCK, H. J. (1970). LA ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD HUMANA (3ra edición). Londres, Inglaterra. Edit. Methuen.

LEVINE, R. A. (1977). CULTURA, CONDUCTA Y PERSONALIDAD. Akal editor. Madrid, España.

LIEBERT Y SPIEGLER (2000). PERSONALIDAD. Edit. Thomson. Octava edición. México.

MASSEY, R. F. (1981). PERSONALITY THEORIES. Comparisons and síntesis. New Cork. Van Nostrand Company.

PIAGET, J. (1978) LA EQUILIBRACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS COGNITIVAS. Madrid: edit. Siglo XXI

SOROKIN, P. A. (1973). SOCIEDAD, CULTURA Y PERSONALIDAD. Edit. Aguilar. Madrid, España.

SULLIVAN, H. S. (1972). PERSONAL PSYCHOPATOLOGY: Early formulations. New York. Edit. Norton.


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