LOS PROGRAMAS DE PREVENCIÓN EN LATINOAMERCA: UNA MIRADA A CON-CIENCIA


Por
Margarita María Sánchez Villegas
Directora SURGIR, Corporación Colombiana para la Prevención del Alcoholismo y la Fármaco-dependencia
INTRODUCCIÓN
El siguiente texto pretende presentar una visión panorámica acerca de la problemática del Uso Indebido de Drogas en América Latina, mostrando las características de las respuestas que se están dando a la situación, las dificultades, retos y preguntas que hacen cada vez más pertinente las intervenciones, estatales y del tercer sector, en este sentido.
Dado que no se cuenta con un Plan Regional de Prevención que considere una visión global y unos determinantes comunes para dar respuesta al problema de drogas, y que los esfuerzos de evaluación y sistematización de programas son, aunque con grandes avances, todavía parciales y sin suficiente difusión; los datos que aquí se presentan corresponden a la consulta de algunas evaluaciones, revisiones bibliográficas y de información obtenida a través de la socialización de información en espacios de intercambio de redes internacionales de las cuales SURGIR hace parte.
I. CONTEXTUALIZACIÓN DEL PROBLEMA DEL USO INDEBIDO DE DROGAS EN AMERICA LATINA.
Cuando un latinoamericano consume drogas es factible que sea visto como un delincuente, que no sea atendido y que se convierta en un problema que nadie quiere recibir. Puede que ya no se esconda tanto como antes para consumir, pero si la gente se entera de sus consumos lo que intentarán hacer es no verlo, lo ignorarán “porque nuestros países hay problemas prioritarios”, o simplemente “es su problema”. Ese personaje olvidado con su consumo está gritando algo que no puede pedir a viva voz porque no ha tenido la educación, no le han enseñado a participar y tal vez no cree en la participación o ni siquiera se cree con capacidad ni derecho de decir.
La misma Latinoamérica se lamenta del panorama que contrasta la brillantez de sus grandes pensadores, educadores y personajes del deporte, el arte, sus ejemplos de participación y movilización social, con la triste y opaca alienación de sus consumidores, no solo de drogas sino de todo tipo de sustancias que atentan contra su desarrollo.

LOS PROGRAMAS DE PREVENCIÓN EN LATINOAMERICA: UNA MIRADA A CON-CIENCIA
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La mayor parte de la población vive sin la posibilidad de ir a un consultorio médico, a un diván, a un centro de orientación familiar, a un centro de rehabilitación, a acceder a una terapia. Cuando un latinoamericano consume drogas, tal vez lo haga porque se siente abandonado y consumiendo se abandona más; debería tener lugares que lo atiendan, y no los tiene; debería haber tenido programas, ámbitos, espacios y actitudes que lo previnieran, pero no los tuvo. La problemática administrativa y política de Latinoamérica no permite esperar respuestas gubernamentales rápidas ni apropiadas para problemas como el de las drogas desde su óptica del consumo de drogas. La realidad muestra sociedades que venden las drogas que más daño causan (tabaco y alcohol), sin preocuparse por dar los recursos para atender o prevenir de manera adecuada y extensiva. Sólo se ve un discurso incoherente en sus gobernantes y políticas.
Cuando un latinoamericano consume drogas poco entiende del control, de la responsabilidad y de lo que es el buen ejemplo, además se termina pareciendo mucho a sus países que no tienen la cultura de prevenir, y que a pesar de los problemas siguen pensando más en la fiesta, en la celebración y en su carácter tropical. Cuando un latinoamericano consume drogas está negando su participación en la construcción de nuevos y más saludables capítulos de la historia regional.
Cuando un latinoamericano consume drogas perdió (o nunca tuvo) el concepto de salud como una responsabilidad social, se está narcotizando tal y como se han narcotizado la cultura, la política y los proyectos de mejoramiento y unidad. La unidad histórica de los pueblos no la tienen hoy las soluciones. Hablamos el mismo idioma pero no nos entendemos con la problemática ni con la prevención.
Sin embargo la prevención sigue siendo una alternativa supremamente válida. El 80% de la población que no ha consumido sustancias ilegales en su vida es una buena razón para perfeccionar los programas de prevención y articularnos más con los programas de tratamiento. La problemática del uso indebido de drogas constituye un complejo problema para los países de Latinoamérica, si se tienen en cuenta sus implicaciones desde la perspectiva de producción, tráfico y los efectos que ello ha generado en el desarrollo social y económico de las naciones, la grave alteración para el logro de una convivencia adecuada y armónica, la generación de violencia e inseguridad en las ciudades y en algunos casos afectando la estabilidad institucional.
Si bien las características y extensión del uso indebido de drogas varían de una región a otra y de un país a otro, es cada vez mayor el número de personas expuestas a una gran diversidad de drogas. Los siguientes son algunos de los resultados que presentan estudios aislados de la problemática:
El tráfico ilícito de drogas se ha venido presentando en estos países de Latinoamérica, porque existe una amplia red de pequeños distribuidores. El reclutamiento se facilita debido a las altas tasas de desempleo o empleo ocasional, los bajos niveles de ingreso de quienes están subempleados, las elevadas cifras de deserción escolar, el aumento de las pandillas propensas a la violencia en las ciudades, el debilitado papel de la madre dentro de la familia, y una generalizada falta de identificación con los cánones de la sociedad.1
Las estadísticas penales referentes a las drogas en varios países de la región, contienen datos concluyentes sobre el impacto cada vez más fuerte de los problemas relacionados
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con las drogas (tráfico y consumo) en el número de sentencias judiciales dictadas a las mujeres que son jefas de familia y tienen ingresos bajos, o a los jóvenes.2
Se reconoce que las relaciones deficientes en el entorno familiar están íntimamente relacionadas con problemas sociales como la delincuencia juvenil, la drogadicción y la violencia. Se hace cada vez más constante en familias formadas por uniones que han pasado por una o dos separaciones o por parejas rotas, en las cuales los niños y aún los mismos adultos conviven en un ambiente inestable, sobre todo en aspectos psicológicos y emocionales.3
Las edades de inicio en el consumo decrecen cada vez más, con reportes de edades inferiores a los 10 años.
El uso indebido de drogas aparece como una estrategia de los jóvenes ante los problemas de desempleo, el abandono, la violencia y el abuso sexual.
Los jóvenes de 15 a 24 años son los más afectados por el desempleo. En los últimos años la desocupación de este grupo prácticamente duplica la tasa promedio regional, representando casi la mitad del total desocupados. Entre 1994 y 1999, el nivel de desocupación entre los jóvenes creció del 14% al 20% a nivel regional, llegando a casi 25% en los países más afectados por el desempleo.4
Estudios realizados durante la última década muestran que los países reconocidos como productores y exportadores de drogas presentan una tendencia hacia el aumento del consumo, en especial en la población juvenil.5
El alcohol y el tabaco continúan presentando los más altos índices de consumo en población general y con un incremento notable en población femenina.
El consumo de marihuana se ha ido legitimando entre los jóvenes, lo cual lleva a pensar la aceptación social que tiene y el lugar que está ocupando esta sustancia en la vida y la incidencia de la droga en un número considerable de jóvenes.6
En los últimos años, se ha presentado un aumento significativo en el consumo de drogas sintéticas, incluidos los estimulantes de tipo anfetamínico. En América Latina los estimulantes naturales basados en plantas son abundantes, sin embargo, los estimulantes de tipo anfetamínico constituyen una parte importante de los mercados de drogas ilícitas.
Una de las características del uso indebido de éxtasis en comparación con el de otras sustancias es que está concentrado entre jóvenes socialmente integrados que no suelen considerarse consumidores habituales o adictos.7
En América Latina, la prevalencia a lo largo de la vida de la cocaína entre los jóvenes varía entre el 0.5% y 3.5%. La prevalencia de vida del consumo de pasta de coca (bazucó) también se sitúa cercana a esos valores. Los jóvenes marginados hacen mayor uso de pasta de coca.8
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En cuanto a la heroína, aunque se empiezan a presentar reportes de consumo en algunos países, aún no se presenta un consumo alarmante, lo cual lleva a pensar en la urgencia de atención para evitar una extensión del consumo teniendo en cuenta sus graves consecuencias.
Sin desconocer las múltiples diferencias que se derivan de la situación especial que se presenta en cada país de la región, se puede sostener, en términos generales que la demanda por drogas ilícitas se genera y aumenta por una multiplicidad de factores psico-sociales y socioculturales complejos. Esto demanda de los estados un esfuerzo integral y constante que debe tender a elevar sostenidamente la calidad de vida nuestras poblaciones, con especial énfasis en el desarrollo de condiciones culturales, educacionales, de empleo y de reforzamiento de la familia como núcleo principal de la organización social.
II. CARACTERÍSTICAS DE LOS PROGRAMAS PREVENTIVOS.
Respecto a la concepción científica del trabajo preventivo del programa Project Director Border CAPT en la frontera entre México y Estados Unidos, dice sobre los programas de prevención basados en la ciencia: “el programa debe abordar las necesidades y cualidades específicas de la población de interés, debe existir un nivel de confianza acerca de su habilidad para producir resultados positivos. El significado principal de los programas de prevención basados en la ciencia, yace en su potencial de ser efectivos y poder ser reproducidos”.
En las otras características que describe, habla de la producción de un patrón consistente de resultados positivos, la diseminación de entrenamiento y asistencia a aquellos que deseen adoptar sus programas. Algunas estrategias se están convirtiendo en camino, pero aún sería muy aventurado hablar de programas con evidencia científica consistente e irrefutable. El crecimiento se está haciendo en este sentido y los logros se hacen de manera irregular y dispar en todo el continente.
En Latinoamérica la prevención del uso indebido de drogas se ha enfocado desde diversos modelos teóricos que enfatizan de manera distinta alguna de las múltiples variables que influyen en la aparición del problema. Entre todas ellas se destaca una que cumple con criterios de intersectorialidad, integralidad, referencia contextual y trabajo sobre población infantil: La educación para la salud. De este enfoque todavía no poseemos una clara evidencia científica sobre la eficacia de lo que se puede llamar la Educación para la salud con énfasis en la incidencia sobre el problema de drogas. Los programas responden a construcciones que se hacen para contextos particulares, características específicas de los grupos a los que están dirigidos, ámbitos acordes a los propósitos de cada institución, programas que se quieren desarrollar y que por lo tanto hacer generalizaciones resulta arriesgado. Sin embargo la indagación sobre modalidades y hallazgos señalan algunas características de la intervención que hoy se hace.
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En general, la mayoría de los países parece tener algún tipo de actividad de prevención del uso indebido de drogas en los distintos niveles del sistema educativo. Cada vez con mayor tendencia a desarrollar propuestas que se inserten en los currículums educativos.
Si bien se identifican acciones con énfasis en enseñanza secundaria, empiezan a tomar importancia los programas en las escuelas primarias.
Un porcentaje alto de acciones están concentradas en adolescentes y jóvenes. La mayoría procuran una mayor articulación y coherencia entre el desarrollo individual y la proyección colectiva de los jóvenes, promoviendo la consolidación de proyectos de vida.
Se evidencia poca proyección al ámbito familiar, imprescindible para apoyar y fortalecer el desarrollo y la formación integral de niños y jóvenes.
Los programas preventivos son desarrollados en su gran mayoría en contextos urbanos.
Los principales énfasis están dirigidos a la prevención del consumo, dejando de lado al tráfico y cultivo de drogas.
Existen programas bien estructurados con soportes pedagógicos y conceptuales construidos a partir de experiencias en el ámbito educativo y comunitario.
Los programas de prevención de drogas se vienen articulando a temas de delincuencia, violencia y sexualidad insegura dado que estas problemáticas se refuerzan mutuamente.
Las personas que se forman cumplen funciones de multiplicación y acompañamiento de procesos.
Su abordaje es desarrollado por equipos multidisciplinarios.
Se realiza de un abordaje de procesos desde diferentes enfoques, metodologías y estrategias, destacándose un especial interés por profundizar en lo sociocultural desde metodologías lúdicas y estéticas.
Algunos programas logran articularse a políticas del sector educativo y de salud.
Un número significativo de programas son diseñados e implementados por ONGs y organizaciones comunitarias y financiados por el sector gubernamental y la Cooperación Internacional.
Hay esfuerzos desde las instituciones que implementan los programas, por ganar en niveles de coordinación, generar alianzas y fortalecer el trabajo en Red.
III. PRINCIPALES DIFICULTADES QUE SE EVIDENCIAN EN LA APLICACIÓN DE LOS PROGRAMAS PREVENTIVOS.
A pesar de que se hacen grandes esfuerzos por las organizaciones para dar respuestas efectivas al problema se visualizan algunas dificultades.
Bajas coberturas: La dimensión de las soluciones es todavía infinitamente inferior a la dimensión del problema.
Desarrollo de experiencias pilotos que se convierten en experiencias únicas y aisladas, pues luego no se halla la forma de realizarlas con otras poblaciones.
La importancia de realizar un abordaje preventivo desde una perspectiva de género apenas empieza a considerarse.
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Se señala el consumo de alcohol y de tabaco como los principales consumos y no existe un trabajo significativo en este sentido.
Priorización de formación de mediadores sociales más que a procesos directos con las poblaciones.
Incipiente trabajo en contextos rurales.
Limitaciones en algunos países para desarrollar propuestas en contexto urbano por conflictos internos que impiden el acercamiento a las comunidades.
Se ignoran prácticas cotidianas lo cual condiciona que los programas realizados no correspondan ni en el lenguaje, ni en las expresiones, ni en las necesidades de la población.
Las investigaciones de carácter epidemiológico aportan datos valiosos respecto a los problemas con el consumo, pero dichos datos no son tenidos en cuenta a la hora de formular los programas de prevención y estos terminan fundamentándose en percepciones u opiniones no convalidadas ni confrontadas con la realidad.
Falta una mayor articulación entre producción, tráfico y consumo orientados al desarrollo de procesos integrales.
Incipiente cultura para la realización de procesos de evaluación y Sistematizacion de los programas, clave para el planteamiento de preguntas y de investigación y que estas a su vez produzcan nuevos conocimientos.
IV. RETOS QUE SE DEBEN ASUMIR
Partiendo de las anteriores consideraciones creemos que hoy es necesario redefinir mucho de lo que estamos haciendo para obtener mejores resultados y ello supone asumir retos. Entre ellos:
Fortalecer programas dirigidos a población infantil como prioridad, seguida de jóvenes y mujeres como poblaciones de más alta vulnerabilidad, en los ámbitos familiar, escolar y comunitario.
Fortalecer estrategias de prevención temprana en la niñez, la participación y los enfoques entre pares, la capacitación en habilidades de vida, la inclusión de los padres y de los vecindarios.
Sistematizar para producir nuevas teorías y nuevas prácticas.
Realizar propuestas preventivas dirigidas a grupos de destinatarios específicos de acuerdo a resultados de investigaciones epidemiológicas y cualitativas.
Cualificar los enfoques formativos para trascender la información. Generar opinión frente a la realidad en temas de salud, desarrollos legislativos, existencia de programas y redes de apoyo.
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Procesos preventivos con visión más integral en la cadena de producción, tráfico y consumo.
Fortalecimiento institucional, calificación de personal, creación de áreas de investigación y desarrollo, procesos administrativos.
Fortalecimiento de redes y alianzas locales, regionales y nacionales.
Mayor equidad en la inversión en los programas de reducción de la demanda y la oferta.
Que los aprendizajes y hallazgos se reviertan en políticas sociales.
V. INTERROGANTES
Finalmente sabemos que afrontar los procesos preventivos en América Latina supone hacer frente a una serie de preguntas que hacen aún más compleja la labor. Entramos en una nueva era de globalización con cambio de paradigmas y donde por lo tanto, el fenómeno de las drogas se percibe como un reto global.
Los siguientes cuestionamientos nos permiten dinamizar y dimensionar nuestro trabajo:
¿Cómo motivar la prevención en un medio con tantos déficit de satisfacción de necesidades básicas?
¿Qué garantías ofrecen los sistemas de salud de los países para atender el problema?
¿Cómo ligar la prevención a la transformación cultural?
¿Cómo garantizar la sustentabilidad en los procesos?
¿Cuáles son los mínimos que requiere la prevención?
¿Cómo hacer prevención frente a la producción y tráfico cuando son fuentes de empleo?
¿Cómo hace prevención frente al consumo cuando permanentemente son promovidos por todos los medios de comunicación masiva?
¿Cómo trabajar articuladamente la Promoción de la Salud y la Prevención?
¿Cómo hacer prevención en un contexto de guerra, como en el caso de Colombia?
CONCLUSIÓN
La complejidad que hoy reviste la problemática de las Drogas, exige pensar en nuevas soluciones, desde ópticas diferentes, esto hace necesario aunar esfuerzos en la compresión de la situación y adentrarse en ella para que emerjan nuevas formas de hacer las cosas.
El problema que hoy se vive en el mundo y específicamente en Latinoamérica ha ido adquiriendo una dimensión que amerita la cooperación internacional para desplegar el máximo de atención con el fin de generar una mayor preocupación y consenso internacional respecto a este fenómeno, para evaluarlo, comprenderlo y enfrentarlo a través del fortalecimiento de políticas y planes centrados en acciones estructurales que contrarresten los Principales factores de riesgo en esta problemática.
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Finalmente, insistir en el logro de una “equidad” entre la Reducción de la demanda y la oferta a fin de lograr una respuesta coherente con la búsqueda de las soluciones integrales a este problema.
BIBLIOGRAFÍA
HOPENHAYN, Martín. La Grieta de las Drogas; Desintegración Social y Políticas Públicas en América Latina. Santiago de Chile: Naciones Unidas, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 1997. P. 136.
COMAS, Domingo; AGUINAGA, Josune. En Busca de la Complementariedad: Sistematización de Programas Preventivos de Uso Indebido de Drogas en la Ciudad de Medellín: Paisajoven – GTZ, 1999.
GTZ, Drogas y Desarrollo en América Latina; Estrategias, Experiencias y Ejemplos de Proyectos de la Labor de la GTZ. Eschborn, Alemania, Programa Drogas y Desarrollo, 2001.
VASQUEZ RAMÍREZ, Cruz Elena y Otros. Elementos Estratégicos para la Construcción de un Modelo para la Promoción de la Salud y Prevención de Factores de Riesgo del Proyecto “Red de Jóvenes para la Prevención de la Fármaco-dependencia, el Alcoholismo, la Sexualidad Insegura y la Violencia”. SURGIR, Medellín, 2002.
PEREZ JARAMILLO, Elsy del Socorro y Otros. Representaciones Sociales: Sobre el Consumidor y el Consumo de Sustancias Psicoactivas, SURGIR, Medellín, abril 2001.

NOTAS
1 HOPENHAYN, Martín. La Grieta de las Drogas; Desintegración Social y Políticas Públicas en América Latina. Santiago de Chile: Naciones Unidas, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 1997. P. 136.
2 Idem.
3 DIAZ ZARATE, Diana. COLOQUIO; La Conciencia Expandida, Lavado de Activos, Dos Propuestas desde Medellín, Fracaso en las Trincheras, Revista de la Dirección Nacional de Estupefacientes Año 4. N. 2. Diciembre 1996. Santa Fe de Bogotá. P. 39
4 CEPAL (2001) Panorama Social de América Latina, 2000-2001, Naciones Unidas, Santiago. P. 106.
5 GTZ, Drogas y Desarrollo en América Latina; Estrategias, Experiencias y Ejemplos de Proyectos de Labor de GTZ. Eschborn, Alemania, Programa Drogas y Desarrollo, 2001.
6 NACIONES UNIDAS. Consejo Económico y Social. Los Jóvenes y Las Drogas: Panorama Mundial. Comisión de Estupefacientes, 42º periodo de sesiones Viena, 16 a 25 de marzo de 1999. P. 8.
7 Ibid. P.9
8 Ibid. P. 10

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