Trastorno esquizoide de la personalidad, más allá de la indiferencia social



El trastorno esquizoide se incluye en el Grupo A (excéntricos o raros) de los trastornos de la personalidad, y es un estado poco común en el que las personas evaden la interacción personal y las actividades sociales.
Quienes sufren esta patología suelen mostrarse como personas extrañas o peculiares, y suelen ser distantes e indiferentes ante las relaciones sociales, ocasionalmente expresan emociones fuertes y se identifican por preferir actividades solitarias.

Cómo identificar el trastorno esquizoide de la personalidad

Las personas que sufren un trastorno de personalidad manifiestan patrones de pensamientos y comportamientos de larga duración y la severidad de sus síntomas puede ocasionar angustia e interferir en diferentes planos vitales.


Los individuos con trastorno esquizoide de la personalidad suelen tener dificultades para formar relaciones sanas, siendo el patrón de sus pocas relaciones de estilo dependiente ya que requieren de una sensación de seguridad y estabilidad emocional. Sin embargo cuando el espacio es invadido se encuentran ahogados y se sienten en la necesidad de ser liberados e independientes.
Las personas con personalidad esquizoide son mucho más felices cuando se encuentran en relaciones donde el compañero o compañera tiene pocas exigencias emocionales o íntimas. Esto comparte varios aspectos con la depresión, el trastorno  de la personalidad por evitación y el síndrome de Asperger, y a menudo resulta difícil distinguirlos entre sí.
Pese a compartir ciertos rasgos con el síndrome de Asperger, el trastorno esquizoide de la personalidad no presenta ningún impedimento en la comunicación no verbal ni afecta la capacidad de comunicarse o expresarse efectivamente con otros, y no se considera por tanto relacionado con ningún tipo de autismo.

Como la mayoría de trastornos de la personalidad, el trastorno esquizoide se manifiesta inicialmente al principio de la edad adulta, y aunque los sistemas diagnósticos comúnmente utilizados (CIE y DSM) no coinciden plenamente, suele presentar la mayor parte de las siguientes características:
  • Prefieren casi siempre de actividades solitarias.
  • No desean ni disfrutan de las relaciones personales, incluso el formar parte de una familia.
  • No tienen interés en tener experiencias sexuales con otra persona.
  • No tienen personas de confianza ni amigos.
  • Son indiferentes a los halagos o a las críticas de las personas.
  • Reflejan distanciamiento, frialdad emocional o postración de la afectividad.
  • Pobre expresión de las emociones, ya sean positivas o negativas.
  • Sentimiento de vacío.
  • Poco conocimiento de las reglas sociales.
  • Sufren de ansiedad si se ven obligados a relacionarse socialmente.
  • Pueden tener una falta de sentido y unión con la realidad debido al aislamiento que padecen.
El trastorno esquizoide de la personalidad no se debe diagnosticar si los patrones comentados de comportamiento surgen únicamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos o un trastorno generalizado del desarrollo, o cuando puede ser debido a los efectos fisiológicos de una enfermedad neurológica.

Causas del trastorno de la personalidad esquizoide

Se sabe poco de las causas que conducen a desarrollar un trastorno esquizoide de la personalidad. No es posible aseverar que el TEP sea heredado genéticamente, pero sin embargo, sí que existen algunos aspectos biológicos que  han podido influenciar en su aparición, tal como ocurre en la mayoría de trastornos de la personalidad.
En cuanto al aspecto ambiental es conocido que la falta de estímulos en el cuidado durante la infancia origina una ausencia de aprendizaje emocional y de madurez, necesarios para formar relaciones interpersonales y establecer vínculos de afecto durante la edad adulta.


Una comunicación escasa o fría en el seno familiar durante la primera infancia provoca que ciertos patrones de comunicación no se desarrollen adecuadamente, dificultando posteriormente la creación de vínculos afectivos y alimentando el aislamiento y la actitud de indiferencia hacia las demás personas.

Tratamiento del trastorno esquizoide de la personalidad

Rara vez un sujeto con este trastorno acudirá a pedir ayuda terapéutica por iniciativa propia, lo que dificulta enormemente un posible tratamiento. En los casos en que esto ocurre el tratamiento supone un reto excepcional debido a la dificultad básica de formar relaciones por parte del paciente, que dificulta a su vez una relación funcional con el terapeuta.
La intervención psicotrapéutica se centra en mejorar las habilidades de afrontamiento, así como mejorar la comunicación, la interacción social y la autoestima.
De forma habitual el tratamiento combinará la psicoterapia con la administración de fármacos, por lo general antipsicóticos, aunque vienen presentando una eficacia poco consistente. En los casos muy comunes en que el trastorno presenta comorbilidad con la depresión o la ansiedad  será necesario abordar estos problemas de manera conjunta.
El pronóstico del trastorno esquizoide de la personalidad depende de diferentes factores, como la disponibilidad de la ayuda, el apoyo familiar y social, la gravedad de los síntomas, la comorbilidad con otros trastornos de tipo neurótico o la propia motivación del paciente.
En los casos más graves, el paciente podrá tener dificultad para trabajar, relacionarse mínimamente y llegar a ser una persona independiente.
Sin embargo, de manera habitual las personas que sufren de trastorno esquizoide de la personalidad pueden llegar a tener vidas gratificantes, disfrutando de actividades de distracción y de relaciones sociales adecuadas a su personalidad. Y aunque se les hace difícil aprender las pautas sociales de manera rápida, pueden llegar a asimilar habilidades sociales específicas con cierto entrenamiento.


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