“Niños oposicionistas desafiantes” ¿Qué es? y algunas recomendaciones para manejarlo


En el proceso de desarrollo y crianza de los hijos los padres enfrentan múltiples retos, desde enseñarle a dar sus primeros pasos, jugar con otros niños, usar el servicio sanitario, hasta ayudarles a enfrentar problemas escolares, esto hace que los padres se vean en el día a día expuestos a muchas situaciones que demandan información, creatividad, asertividad, entre otras habilidades para tomar decisiones y actuar de manera adecuada.

Uno de los retos importantes de la niñez y la adolescencia es el moldeamiento de la conducta, este es un proceso que implica esculpir desde los detalles más sencillos hasta los rasgos esenciales que van a darle forma, simetría y aspectos estéticos a la escultura. Los hábitos adecuados a la norma social, se deben gestar desde las primeras etapas de la vida de todo niño. No obstante, no se debe olvidar, que todo niño posee una forma de ser y de reaccionar, que le ira perfilando a lo largo de la vida, adicionalmente a esto, los procesos de socialización familiar y extrafamiliares se van a convertir en variables de consideración importantes dado que van a afectar de forma positiva o negativa la integración de patrones de conducta adecuados.


Hay niños que con frecuencia son castigados, por mostrarse irritables, desafiantes, irreverentes, groseros, confrontativos o rebeldes, este patrón puede llevar a pensar a los padres que se esta frente a un niño “malcriado” “chineado” “insolente”, que debe ser reprimido para lograr un mejor control de la situación. Pero se debe tener un poco de cuidado, quizá convenga detenerse un momento, pues esto podría ser indicador de un trastorno de conducta que no se explica necesariamente por la consideración de que es un niño difícil, puede ser que se este frente a un niño TOD (trastorno oposicionista de desafiante):


El TOD es un fundamentalmente un trastorno de conducta que se caracteriza por:

Cuadros recurrentes de “berrinches”, los que tienen como tinte ser desproporcionados y sin relación directa a los estímulos que el niño recibe de su entorno.
Tiende a ser confrontativo en lo verbal, discute fácilmente y en tono inapropiado, en lo que respecta a la forma y contenido de lo que expresa.
Suele presentar un patrón de oposición frente a cualquier solicitud hecha por los adultos, sean éstos o no de su entorno significativo.
Interpreta, asimila e integra las reglas a su antojo y tiende a desobedecerlas.
Con frecuencia su accionar conductual esta motivado hacia el hecho de generar molestia y desorden en los otros.
No se siente conmovido por las consecuencias dolorosas e incomodas que genera en las personas que están a su alrededor.
Tiende a desviar su responsabilidad, culpa a otros y busca justificaciones de corte mágico o fantasioso.
Se frustra fácilmente.
Tiene un escaso control de impulsos.
No posterga la gratificación, lo que quiere lo quiere de forma inmediata en las dimensiones impuestas por él.
Tiene con frecuencia una actitud de enojo
Tiende a ser vengativo.
Se puede ver envuelto en situaciones tensas e incomodas dado que no controla de forma adecuada el enojo.

El TOD implica un patrón de conducta desobediente, hostil y desafiante hacia todo lo que implique autoridad. Es importante considerar que uno de los criterios iniciales para el establecimiento del diagnostico es que este debe presentarse por al menos durante 6 meses y las manifestaciones deben cruzar el umbral de lo que pueda considerarse como esperable para un niño en etapa similar, es decir que desproporciona y se sobredimensiona las reacciones conductuales, los intentos de corrección, formación y control usados por los padres no dan un buen resultado o fracasan con mayor probabilidad.


Ahora, ¿Cómo se explica? ¿Por qué se da el TOD? Si bien actualmente no se puede determinar una causa única, hay dos enfoques teóricos que nos dan un buen marco de interpretación y comprensión:

Teoría del desarrollo: Desde la que se puede afirmar que esta configuración en la conducta inicia alrededor de los 2 años, se asocia a la dificultad de los niños para volverse autónomos, lo que los lleva a ser dependientes y excesivamente demandantes de la persona o personas que se constituyen en su referencia emocional, por lo que podríamos decir, a manera de explicación, ven a los demás como prolongaciones de sí mismos, lo que implica que estos deben actuar y funcionar hacia la gratificación de lo que el niño quiere, como esto no se da, se disparan las actitudes negativas o desafiantes como mecanismo adaptativo, que de forma equivoca, pretende ser un medio de adaptación y obtención de gratificación, placer, satisfacción de necesidades, etc. Es decir esto crea un proceso en el que el niño se forma con una distorsión importante en lo que se refiere a autonomía, independencia e individualización, lo que se puede convertir en un núcleo motor de la disrupción conductual.

Teoría del aprendizaje: Sugiere que las conductas y características negativas o desafiantes se dan por un mal aprendizaje a partir de un proceso inadecuado de reforzamiento que se ha concentrado en un refuerzo de las conductas mal adaptativas, es decir que se crea una distorsión en el que el niño ha aprendido a funcionar desde este patrón en relación con lo que implica el ajuste a la autoridad.

El diagnostico debe ser realizado desde una perspectiva integral y multidisciplinaria, en la que intervienen los padres, maestros, psicólogos, psiquiatras, pediatras y neurólogos, esto con el objetivo de establecer precisión y claridad, por que el patrón de conducta podría ser confundido con otros trastornos del comportamiento propios de la infancia, niñez y adolescencia, además de que es esencial descartar patrones de disfunción familiar, trastornos de ansiedad, trastornos atencionales o de hiperactividad.

En cuanto al tratamiento, éste debe ser personalizado y global, es decir que debe incluir las características individuales de cada niño, así como el entorno familiar, social y escolar del mismo, dado que no se puede generalizar estrategias únicas para todos los casos. En este sentido es esencial considerar la edad de su hijo, la historia general y clima familiar, el patrón de aparición de la conducta negativa o desafiante en lo que se refiere al cómo, cuándo y por qué, la intensidad de los síntomas, estado general de salud de los hijos, como ejes esenciales. El abordaje de estos casos ha establecido 4 ejes de intervención que son importantes:


Terapia individual: Desde una perspectiva conductual y cognitiva, es decir que se trabaja en el entrenamiento e integración de nuevas habilidades y conductas, que a la vez están relacionadas con la instauración de nuevos modelos de pensamiento que pretende desarrollar una mejor integración de aspectos tales como tolerancia, manejo de la frustración, reacción asertiva al estrés, integración de control consciente y análisis previo a la acción conductual, entre otros. Esto tanto para el niño como para los padres y maestros.

Terapia familiar: Es esencial, dado que pretende reestructurar los patrones de comunicación, afecto, establecimiento de límites, reglas, entrenamiento en manejo de la tensión, entre otros. Es fundamental que los padres se involucren en el tratamiento dado que el manejo y crianza de los niños TOD, genera emociones fuertes hacia el niño y hacia el papel de los padres, además que afecta a todo el sistema familiar.

Terapia grupal en el contexto social y escolar: Esta se plantea para que las personas que están en relación con el niño aprendan a como manejarlo, desarrollen patrones de comunicación pretendan el desarrollo de procesos no confrontativos y de reforzamiento positivo de las conductas adaptativas que generan menor desajuste a la autoridad. De acá la importancia de que los amigos del niño o el adolescente tengan una relación que estimule una mejor percepción de sí mismo, al igual que se desarrolle una adecuada autoestima y autovalía, de forma tal que se estimule una adecuada autonomía.

Medicamentos: La medicación es esencial en algunos de los casos, dado que estos contribuyen a establecer patrones de menor ansiedad, estrés, tensión, incrementan los niveles atencionales y los patrones de funcionalidad, pero este proceso debe ser llevado y supervisado por un profesional en medicina adecuadamente certificado.

En lo que respecta al manejo en casa, manejo y prevención es importante considerar los siguientes elementos:

Desde las primeras etapas de la vida del niño, se debe establecer con claridad, normas, rutinas, horarios y establecer lo que esta permitido, no permitido y negociable.

La detección temprana de patrones negativos y desafiantes es esencial para establecer modificaciones en el manejo de los niños de manera que se puedan prever procesos de reforzamiento inadecuados.

En el caso de que el niño empiece a mostrar conductas desafiante, lo los patrones de comunicación familiar deben evitar la agresividad, vocabulario soez, descalificante o agresivo.

Las acciones de corrección deben estar concentradas en la conducta y no en acciones que descalifiquen la imagen, confianza, autoestima y autopercepción del niño.

Los padres deben mostrar un adecuado control del enojo, la comunicación entre ellos debe evitar características que impliquen un mal manejo del tono y el contenido del lenguaje, pues son referente morales que deben proyectar una mejor funcionalidad, en caso contrario el niño puede copiar patrones que considerará como válidos dado que son asumidos desde lo que hacen y dicen sus padres.

El manejo de los conflictos familiares debe suponer una contención adecuada, la familia no puede entrar en crisis frente a lo que hace un niño TOD, se debe ser firme, claro y preciso en el establecimiento de límites, procurando que el niño perciba que el control de la situación la tienen los padres y que sus acciones no desestabilizan el sistema.

En cuanto a los procesos de corrección se debe ser muy causal, las consecuencias positivas tanto para corregir como para reforzar deben ser próximas a los eventos negativos o positivos que haga el niño, para establecer una adecuada correlación que les lleve a establecer patrones de ajuste y previsión.

La corrección debe ser flexible, consistente, coherente, considerando la edad del niño, el nivel de comprensión, pero sobre todo, evitando actuar desde la historia de enojo y frustración que los padres puedan acarrear por que esto puede hacerles perder la objetividad.

Es esencial que existan en la rutina espacios de recreación, descanso, estudio, para facilitar la distensión de los niños.

En cuanto a la relación con los docentes es esencial que exista una buena comunicación y una buena coordinación con ellos y con todos los profesionales que forman parte de proceso para establecer estrategias comunes.

http://cedhi.net/contenido/index.php?option=com_content&task=view&id=99&Itemid=61

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Muy clarificador el artículo! Buscaba algo que me explicara mejor lo que le diagnosticaron a mi hijo menor y creo que es un gran comienzo para investigar el tema y continuar nuestro asesoramiento. Gracias!

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